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Huracanes e inundaciones

Damnificados por inundaciones en Poza Rica, Veracruz. Foto
Damnificados por inundaciones en Poza Rica, Veracruz. Foto Alfredo Domínguez
21 de octubre de 2025 00:02

Esta vez fue diferente. El drama humano es intenso y muy doloroso, aunque los números son aún preliminares. El portal N+ presentó el sábado pasado el siguiente balance: Puebla: 23 municipios afectados, 19 personas fallecidas, cinco personas no localizadas; Veracruz: 40 municipios, 34 fallecidos, 14 no localizados; San Luis Potosí: 12 municipios, sin fallecidos y sin desaparecidos; Querétaro: ocho municipios, un fallecido, sin desaparecidos; Hidalgo: 27 municipios, 22 fallecidos, 20 no localizados. Conforme pasen los días, probablemente los números crecerán en personas fallecidas y en no localizadas.

La enumeración se refiere a cabeceras municipales. El número de pueblos y de pequeños asentamientos en cada municipio puede ser muy alto, como ocurre con el estado de Veracruz. Una primera aproximación estima en 100 mil las viviendas afectadas. Aún no salimos de la emergencia en los lugares señalados y ya estaban siendo afectados Pánuco y Tampico (más poblaciones aledañas).

Esta vez fue diferente. Se trata de inundaciones de gran magnitud debido al desborde de ríos, sin que las poblaciones afectadas hayan sido golpeadas en primera instancia por un huracán.

Una combinación de condiciones meteorológicas simultáneas desde el océano Pacífico, y desde el Golfo de México y el Caribe, originaron tormentas extraordinariamente intensas durante más de 60 horas continuas en un amplio territorio de la Sierra Madre Oriental. Los pobladores de las inmediaciones de los ríos Cazones, Pánuco, Nautla, Tecolutla, entre otros ríos del norte de Veracruz, se desbordaron de sus cauces a un grado que no se había visto en tres o cuatro décadas.

México, tierra de sismos, ha desarrollado una cultura ya muy avanzada frente a estas contingencias. Hay una infraestructura montada que anticipa por momentos valiosísimos un suceso sísmico, conocemos las zonas donde los sismos se originan, las personas saben cómo comportarse frente a ellos. México ha capacitado a especialistas para muchos aspectos relacionados con los movimientos telúricos en caso de desastre. Tenemos ahora bien desarrollada una ingeniería de construcción resistente a los sismos.

No tenemos algo equivalente para este México también tierra de huracanes.

Podemos anticipar con algunas horas la probabilidad de que un huracán se precipite a costas mexicanas, podemos prever algunas cosas para protegernos, en algunos casos asegurar y fortificar puertas y ventanas, resguardar documentos y poco más. Seguramente un huracán es menos previsible en sus alcances específicos que un sismo y, por tanto, nuestra capacidad de defensa es más limitada.

No obstante, ha llegado el día en que los especialistas se conviertan ya en factor de desarrollo de una cultura frente a los huracanes y frente a las inundaciones, fenómenos diferenciables. Cuando ocurre un huracán, habrá inundaciones severas si existen ríos o cuerpos de agua importantes en el territorio en el que ha golpeado. Hemos presenciado y vivido ahora gravísimas inundaciones sin que mediara el golpe de un huracán en las zonas afectadas. Nunca se sabe cuándo padeceremos un huracán o una inundación, pero sí sabemos que continuaremos padeciéndolos, acaso cada vez más severos, conforme los países “desarrollados”, en primerísimo lugar, empeoren las condiciones del drama climático

Desde la llegada de Trump, el tema del clima ha sido echado por la borda por esos países.

En zonas del Pacífico, del Golfo de México y del Caribe, las poblaciones y sociedades locales deben ser dueñas de una cultura de defensa frente a esos desastres. Se trata de la planeación: para el momento previo al golpe de un huracán o al de una avenida extraordinaria de los ríos, para el saber hacer en el momento del golpe, para la reconstrucción después del golpe. Preparativos y más preparativos: una guía detallada para esos tres momentos. Planear cuando está próxima la temporada; 2025 es un año con presencia de La Niña. Habrá, por tanto, condiciones que empeorarán los huracanes en el hemisferio norte.

Cómo proteger qué documentos, cómo se protegen qué bienes, eliminación de escombros o residuos de cualquier tipo en torno a las viviendas que puedan empeorar los daños de un huracán.

Contar con agua potable embotellada a salvo, con algunos alimentos no perecederos. Las empresas que pongan a salvo los bienes productivos. Decisiones que disminuyan el impacto del meteoro. ¿Qué hacer con el sistema de agua, o con los pozos domésticos o industriales? ¿Qué hacer con las instalaciones de gas? Qué se debe y qué no se debe hacer.

Es necesaria una guía detallada de planeación que las personas incorporen como un saber de supervivencia: ni una, ni uno más, adulto o infante, fallecido por falta de previsión y de planeación de las personas expuestas frente a estos terribles fenómenos meteorológicos.

En algún momento del futuro, México tendrá que ocuparse de la construcción de vivienda fortificada frente a los huracanes en las zonas susceptibles a esos fenómenos, así como lo hizo frente a los sismos.

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