Ciudad de México. Aunque en los últimos 9 años ha crecido 3.5 veces, el financiamiento privado en América Latina, solo representa 0.6 por ciento del crédito en el mundo, destacó hoy la calificadora Moody’s en un análisis.
“Si bien el crédito privado de la región es relativamente pequeño, ha aumentado rápidamente, hasta alcanzar los 14 mil 900 millones de dólares en diciembre de 2024, desde 4 mil 200 millones dólares en diciembre de 2015”, precisó la firma.
Brasil representó 70 por ciento de los activos administrados (AUM, por sus siglas en inglés) en América Latina.
“Si bien el crecimiento ha sido sólido, la región representa solo el 0.6 por ciento del mercado global de crédito privado. Esperamos que el fuerte crecimiento continúe debido al bajo valor de base, pero la escala de crecimiento será inferior a la de Europa, Medio Oriente, África y Estados Unidos”, advirtió Moody’s.
Mencionó que con excepción de Brasil y Chile, la mayoría de los países de América Latina aun tienen un largo camino por recorrer para desarrollar mercados de capitales locales que atiendan a grandes y medianas empresas.
A su vez, detalló que en diciembre de 2024, los AUM totales en México eran de 228 mil millones de dólares, de 116 mil millones de dólares en Colombia y de 43 mil millones de dólares en Perú.
Los bancos representaron 53, 73 y 85 por ciento, respectivamente, del crédito total en esos países. Moody’s expuso que los desafíos en la ejecución de garantías y las bajas tasas de recuperación crediticia favorecen a los bancos tradicionales establecidos con amplia escala y experiencia operativa.
Según el índice de recuperación crediticia del Banco Mundial, las tasas de recuperación de América Latina son más bajas que las de los mercados más desarrollados. Brasil tiene la tasa de recuperación promedio más baja entre las principales economías de la región.
México y Colombia registraron tasas de recuperación más altas, aunque la baja penetración crediticia en ambos países puede influir en esa medida.
En su estudio, Moody’s señaló que el crédito privado está surgiendo en el financiamiento de infraestructura debido al limitado financiamiento público y a la caída de la actividad bancaria.
“A medida que los fondos públicos y los bancos reducen el financiamiento disponible para proyectos a largo plazo, el crédito privado proporciona estructuras flexibles y personalizadas, que les permiten a los inversores asumir posiciones preferentes respaldadas por garantías y apoyar proyectos, especialmente en las áreas de transición energética e infraestructura digital”, indicó.
Comentó que el financiamiento alternativo ayuda a las empresas que no pueden acceder a préstamos bancarios tradicionales, aunque la gestión rigurosa del riesgo y la debida diligencia siguen siendo desafíos clave para seguir escalando en la región.
Recordó que los bancos siguen siendo los principales proveedores de crédito de la región.
“Los grandes bancos dominan estos mercados, gracias a las tasas de interés de dos dígitos y a los consiguientes problemas asociados con los mercados de capitales subdesarrollados en la mayor parte de la región”, comentó.
Agregó que los obstáculos persistentes en la ejecución de garantías y la recuperación del crédito les han dado a los bancos tradicionales una gran ventaja frente a la competencia en los mercados financieros regionales.