En México, a pesar de los avances alcanzados en el combate a la desnutrición y deficiencia de nutrientes, se estima que 14 por ciento de los menores de cinco años enfrentan desnutrición crónica, mientras que 36 por ciento de los niños y adolescentes en edad escolar sufren sobrepeso y obesidad, alertó Christian Skoog, representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) México.
Al presentar el documento Recomendaciones de política pública nacional, estatal y local para la prevención, control y reducción de la mala nutrición en niñas, niños y adolescentes en México, elaborado en colaboración con el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), la Organización Mundial de Salud/Organización Panamericana de Salud (OPS/OMS) y la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), destacó que es prioritaria la inversión en acciones estratégicas que permitan reducir la mala nutrición de niños y adolescentes, especialmente en zonas marginadas, a fin de evitar impactos negativos graves en el área socioeconómica y educativa.
Mayor morbilidad
Especialistas, acompañados de los subsecretarios de Educación Básica, Marcos Bucio Mújica, y Ernesto Acevedo, de Industria, Comercio y Competitividad, destacaron que la mala nutrición causa serios daños a la salud y desarrollo de niños y adolescentes, así como mayor morbilidad y mortalidad; deterioro en la función cognitiva y menor rendimiento escolar; estigma y discriminación, además de enfermedades crónicas, mortalidad prematura y menor calidad de vida en la adultez.
El documento, que se entregará a los tomadores de decisiones tanto a escala federal, estatal y municipal, establece dos líneas de acción estratégicas que incluyen la atención primaria en salud y nutrición con énfasis en los primeros mil días de vida de un menor, así como garantizar entornos saludables para la alimentación, consumo de agua y actividad física.
Se propone impulsar estrategias integrales nacionales y estatales enfocadas en los primeros mil días de vida, que aseguren calidad en la atención primaria y nutricional, sobre todo en zonas marginadas rurales y urbanas para garantizar el sano crecimiento de niñas, niños y adolescentes.
Otras medidas incluyen asegurar la lactancia materna exclusiva y alimentación correcta a partir de los seis meses de vida, y vigilar la implementación del Código de Sucedáneos de la Leche Materna.