Izquierda y derecha han sido signos de orientación política desde su origen en la Asamblea constituyente de la Revolución Francesa hasta hoy. Durante los años transcurridos desde entonces, han existido diversos cambios de significado, sin embargo, como escribe Norberto Bobbio, en su libro Izquierda y derecha, la primera ha estado a favor de la solidaridad y de la eliminación de la desigualdad social mientras la segunda ha estado a favor del individualismo y la naturalización de la desigualdad.
Sin embargo, también se han configurado dos extremos: la izquierda ha estado a favor de una sociedad socialista; ha sido antirracista; anticlerical; feminista; ecologista; anticapitalista, a favor de la democracia pero también de la violencia revolucionaria frente a gobiernos dictatoriales; mientras que la derecha ha sostenido un ultranacionalismo, un conservadurismo, xenofobia, homofobia, antifeminismo, supremacía blanca; individualismo posesivo, el capitalismo, a favor de la democracia liberal y de la violencia para eliminar a sus enemigos. Entre estos dos extremos existen diversas variantes.
En nuestro país, después de la Revolución Mexicana, se desarrollaron, al menos, dos izquierdas: una que consideró que su papel era luchar por mejoras sociales para las grandes mayorías en el interior del capitalismo y otra, anticapitalista que buscaba instaurar una sociedad socialista y comunista. Las dos se opusieron al intervencionismo norteamericano.
Por otro lado, el Estado posrevolucionario, a partir de lo establecido en la Constitución de 1917, a veces, se inclinaba a la izquierda, como en el caso del cardenismo (1934-40) que llevó a cabo la expropiación petrolera; reformas a favor de los campesinos y se solidarizó con la República española pero otras veces se inclinó hacia la derecha adoptando una posición represiva en contra de la izquierda socialista.
Esta situación provocó el surgimiento de diversas guerrillas entre las que sobresalieron las encabezadas por Genaro Vázquez y Lucio Cabañas en el estado de Guerrero pero también se llevaron a cabo luchas por la independencia sindical cuyos ejemplos fueron Valentín Campa y Demetrio Vallejo, entre otros; por la justicia agraria (que llevó al asesinato de Rubén Jaramillo y su familia) o por las libertades democráticas (movimiento estudiantil-popular de 68) que terminó en la matanza de Tlatelolco y en el encarcelamiento injusto de José Revueltas, Eli de Gortari, Heberto Castillo y muchos más. Los miembros de la izquierda socialista fueron objeto de persecución, tortura, encarcelamiento y muerte por el gobierno.
Pero ¿qué pasó con esa izquierda anticapitalista y socialista? A lo largo del siglo XX fue debilitándose y dividiéndose por cuestiones de táctica y estrategia (el Partido Comunista Mexicano, fundado en 1919, se disolvió y se convirtió en PSUM en 1981, dando lugar en 1987 al Partido Mexicano Socialista (PMS). En este punto se preparó para enfrentar las elecciones de 1988, sin embargo, una gran mayoría de organizaciones y personas se inclinaron por la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas, quien se presentó como candidato independiente a raíz de que el presidente Miguel de la Madrid se negó a cambiar el procedimiento habitual llamado popularmente como “el dedazo” en la elección del candidato oficial.
Por tal motivo, el PMS se adhirió a la candidatura de Cárdenas y cuando estaba a punto de ganar las elecciones, el gobierno decidió cometer el fraude llamado “la caída del sistema de cómputo” para instaurar a Carlos Salinas de Gortari como el ganador de la contienda. Fue entonces que el PMS cedió su titularidad y se conformó el Partido de la Revolución Democrática en 1989.
El fraude electoral implicó la ruptura del acuerdo que el gobierno había hecho en 1971, con todas las fuerzas políticas, para iniciar un proceso democrático. Ahora se trataba de continuar con el neoliberalismo a costa de lo que fuera. Como sabemos, Salinas de Gortari vendió las empresas paraestatales; introdujo reformas constitucionales; firmó el TLCAN que hizo depender la economía nacional de la norteamericana; fortaleció a la derecha y combatió a la izquierda, manteniendo un simulacro de democracia.
La política neoliberal siguió profundizándose durante los siguientes cuatro sexenios. Ahora bien, entre 1989 y 1991, la izquierda recibió un golpe histórico: el derrumbe del llamado “socialismo realmente existente” en Europa del este y la URSS de 1989-1991. El grupo cardenista consideró que había que eliminar el socialismo como objetivo y en vez de ello, luchar por una “revolución democrática”.
¿De qué democracia se trataba? básicamente del cumplimiento de la democracia liberal tradicional con sus alcances y sus límites. El único movimiento que reivindicó, en un principio, el socialismo anticapitalista fue el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional que llevó a cabo un levantamiento armado el 1º de enero de 1994 en Chiapas, aunque posteriormente eliminara el concepto de socialismo, adoptando una lucha pacífica para lograr una sociedad basada en los valores de los pueblos originarios... (Proseguirá)
* Profesor e investigador de filosofía política en la UAM-I