Washington. Entrando en la tercera semana del cierre del gobierno, los demócratas dicen que no se sienten intimidados ni amedrentados por los esfuerzos del presidente Donald Trump de despedir a miles de trabajadores federales ni por sus amenazas de más despidos por venir.
En cambio, los demócratas parecen envalentonados, sin mostrar señales de ceder mientras regresaban a Washington desde sus estados de origen el martes por la noche y, por octava vez, rechazaron un proyecto de ley republicano para abrir el gobierno.
"Lo que la gente está diciendo es que hay que detener los despidos masivos", declaró el senador de Virginia Tim Kaine, describiendo lo que escuchó de sus electores, incluidos los trabajadores federales, mientras viajaba por su estado durante el fin de semana. "Y eso no lo vamos a lograr si cedemos".
El senador de Hawai Brian Schatz indicó que los despidos son "mucha fanfarronería" y predijo que finalmente serán anulados por los tribunales o de otra manera. El senador Richard Blumenthal de Connecticut, hablando sobre los republicanos, señaló que el cierre es solo "una excusa para que (los republicanos) hagan lo que ya planeaban hacer". Y Chuck Schumer de Nueva York, líder de la minoría demócrata en el Senado, sostuvo el miércoles que los despidos son un "intento desatinado" de cambiar votos demócratas.
"Sus tácticas de intimidación no están funcionando", agregó Hakeem Jeffries de Nueva York, el líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes . "Y seguirán fracasando."
Los senadores demócratas dicen que están escuchando cada vez más de los votantes sobre los subsidios de seguro de salud que expiran al final del año, el tema que el partido ha hecho central en la lucha por el cierre.
El senador Chris Coons de Delaware aseguró que el impacto de la expiración de los subsidios de seguro de salud en millones de personas, junto con los recortes a Medicaid promulgados por los republicanos a principios de este año, "supera con creces" cualquier efecto de los despidos de trabajadores federales.
Los republicanos, también, están confiados en su estrategia de no negociar sobre los subsidios de salud hasta que los demócratas les den los votos para reabrir el gobierno. El Senado planeaba votar nuevamente el miércoles y el jueves sobre el proyecto de ley republicano, y hasta ahora no hay señales de movimiento en ninguno de los lados.
"Estamos corriendo hacia uno de los cierres más largos en la historia de Estados Unidos", aseveró el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, a principios de esta semana.
En las primeras horas del cierre, que comenzó el 1 de octubre, no estaba claro cuánto tiempo resistirían los demócratas.
Un grupo de demócratas moderados que habían votado en contra del proyecto de ley republicano inmediatamente comenzaron conversaciones privadas e informales con el otro partido. Los legisladores republicanos esperaban que suficientes demócratas cambiaran rápidamente sus votos para poner fin a un filibusterismo y aprobar el proyecto de ley de gastos con los necesarios 60 votos.
Pero las conversaciones bipartidistas sobre los subsidios de salud se han prolongado sin una resolución hasta ahora. Dos semanas después, los moderados, incluidos los senadores Jeanne Shaheen y Maggie Hassan de Nueva Hampshire y Gary Peters de Michigan, todavía están votando no.
"Nada sobre un cierre del gobierno requiere esto o les da nuevo poder para llevar a cabo despidos masivos", afirmó Peters después de que el director de presupuesto de la Casa Blanca, Russell Vought, anunciara que los despidos habían comenzado el viernes.
Otro grupo clave de demócratas que se están manteniendo firmes son legisladores como Kaine, que representan a millones de trabajadores federales en Virginia y Maryland. Kaine expresó que el cierre fue precedido por "nueve meses de comportamiento punitivo" ya que el presidente republicano ha hecho recortes en las agencias federales "y todos saben quién tiene la culpa".
"Donald Trump está en guerra con su propia fuerza laboral, y no recompensamos a los CEOs que odian a sus propios trabajadores", manifestó Kaine.
En una conferencia de prensa el martes junto a trabajadores federales, los legisladores demócratas de Maryland y Virginia pidieron a los republicanos que se sienten a la mesa de negociaciones.
"El mensaje que tenemos hoy es muy simple", apuntó el senador Chris Van Hollen de Maryland. "Donald Trump y Russ Vought: Dejen de atacar a los empleados federales, dejen de atacar al pueblo estadunidense y comiencen a negociar para reabrir el gobierno federal y abordar la inminente crisis de salud".
En un documento judicial el viernes, la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca dijo que más de 4 mil empleados federales de ocho departamentos y agencias serían despedidos en conjunto con el cierre.
El martes, Trump destacó que su administración está utilizando el cierre para apuntar a programas federales que les gustan a los demócratas y "nunca van a volver, en muchos casos".
"Estamos cerrando programas demócratas con los que no estamos de acuerdo y nunca van a abrir de nuevo", declaró.
En el Capitolio, sin embargo, las amenazas no hicieron mella en los demócratas mientras continuaban exigiendo conversaciones sobre el cuidado de la salud.
"No siento ninguno de estos como puntos de presión", indicó Jeffries. "Lo veo como la realidad que enfrenta el pueblo estadunidense y la pregunta es, ¿cuándo aceptarán los republicanos la realidad de que han creado una crisis de salud que necesita ser abordada de manera decisiva?"
El líder de la mayoría republicana en el Senado, John Thune, se mantuvo firme en que los republicanos no negociarían hasta que los demócratas reabrieran el gobierno.
Los despidos, ha dicho repetidamente Thune, "son una situación que podría evitarse totalmente".