Ciudad de México. Cada América-Pumas se juega más allá de los puntos. No importa cómo lleguen los dos equipos: son 90 minutos en los que todo parece reducido al presente, a la mala fortuna de un gol recibido a última hora o el error de un defensor al resolver una jugada. Si las derrotas tienen la capacidad de ser determinantes, en los clásicos adquieren una relevancia mayor. Producen finales como el de ayer en el estadio Ciudad de los Deportes, donde miles de aficionados americanistas, protegidos con impermeables y chamarras para la lluvia, celebraron la goleada por 4-1 sobre uno de sus más acérrimos rivales en la Liga Mx.
Durante al menos 55 minutos, los felinos intentaron robar la idea sobre la que las Águilas sustentan su pasado ganador. Un descuido del uruguayo Sebastián Cáceres, quien resbaló cuando intentaba salir con excesiva confianza, dejó el camino libre a portería al mediocampista Jorge Ruvalcaba para marcar el 1-0 (34). Por un momento dio la sensación de que a los dirigidos por Efraín Juárez no les pesaba nada. Pero con el tiempo y la expulsión de su entrenador, acusado de insultar al árbitro César Arturo Ramos antes del final del primer tiempo, el cuadro americanista volvió a mostrar esa extraña dimensión competitiva que permite remontar encuentros casi perdidos.
Víctor Camacho
El francés Allan Saint-Maximin, incansable por la banda izquierda, buscó una y otra vez algún fallo de la zaga universitaria hasta que el colombiano Álvaro Angulo, con un autogol luego de la salida del arquero Keylor Navas (55), lo ayudó a encontrarlo. A partir de entonces, las Águilas hicieron valer su jerarquía ya conocida. José Raúl Zúñiga remontó el marcador (59, de cabeza) y Alejandro Zendejas, autor de los tantos más celebrados por los más de 30 mil asistentes (73 y 83, de penal) sentenció la victoria por goleada. A sólo un punto de los líderes Toluca y Monterrey, el equipo que dirige el brasileño André Jardine se ubicó en el tercer lugar del torneo con 24 unidades.
Horas antes del partido, mientras la lluvia y el tráfico retrasaron la llegada de aficionados y aumentaron tarifas de transporte, grupos dedicados a la reventa de boletos negociaron entradas al doble del costo original en diferentes zonas del inmueble. “Tenemos de 1000, 1500 y 2500, preferentes y plateas”, ofrecieron a sólo unos metros de donde policías de tránsito y elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana se ubicaban para vigilar la zona.
Si los boletos más accesibles tuvieron un costo de 400 y 450 pesos (preferente sur y cabecera norte) durante la venta al público en el sitio oficial, en la reventa alcanzaron los 1000 y 1500 pesos. En el caso de las localidades más costosas, pasaron de 700 (platea) y 1400 pesos (especial club) a 2000 y 2500 pesos, respectivamente.