Ciudad de México. Entre los cambios en hábitos alimenticios en los niños, niñas y adolescentes (NNA) fuera de las escuelas están el incremento de consumo de agua simple, frutas y verduras, el reconocimiento del daño que provocan los productos ultraprocesados y la importancia de realizar actividad física.
A cuatro meses de la entrada en vigor de los lineamientos que regulan la venta de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas en los planteles públicos y privados del país, organizaciones sociales en favor de una alimentación saludable coincidieron que los centros educativos son espacios estratégicos para poner en marcha políticas públicas en favor del bienestar integral de los niños.
Para Viviana Pérez Jiménez, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en México regular el consumo de productos ultraprocesados en los planteles es “un paso firme para la protección de la salud y el bienestar integral de los NNA”, pues las escuelas son espacios estratégicos para fomentar entornos saludables y cambio en hábitos en alimentación.
Indicó que en América Latina y el Caribe más del 30 por ciento de los NNA tienen sobrepeso u obesidad; en México, representa el 25 por ciento, pero es un problema que podría aumentar hasta en 56 por ciento en la próxima década, por ello, destacó, este tipo de políticas públicas contribuirá en la reducción de esta tendencia.
“Cuando se regula adecuadamente el entorno escolar se puede contribuir a reducir la obesidad infantil, porque la escuela es un entorno estratégico para la salud, pues fomenta conocimiento, aptitudes y cambios de hábitos con intervenciones que pueden ser sostenidas con el tiempo e influir positivamente en la familia como en la comunidad”, aseguró.
En el marco del regreso a clases, Alianza por la Salud, El Poder del consumidor y Unicef presentaron los resultados de una encuesta nacional sobre alimentación escolar dirigida a madres y padres de familia sobre la percepción y aplicación de esta medida. En donde 32 por ciento afirmaron conocer a profundidad los lineamientos y nueve de cada 10 entrevistados está de acuerdo de este tipo de regulaciones dentro de las escuelas.
Liliana Bahena, de El Poder del Consumidor, explicó que esta encuesta analizó 900 casos a nivel nacional, 300 de ellos en la Ciudad de México. El 40 por ciento de los padres de familia consultados afirmaron que este mecanismo es para combatir el sobrepeso y obesidad y 32 por ciento para cuidar la salud de los niños.
El 70 por ciento de los consultados externaron que debe prohibirse los alimentos chatarra en las inmediaciones de las escuelas, pues persisten los puestos que incluyen papas fritas, jugos embotellados, refrescos, entre otros. También, estimaron que deben incluirse bebederos de agua potable en los planteles, pues 56 por ciento dijeron que no hay dispensadores en los centros educativos de sus hijos.
Isabel Ferré, del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), puntualizó que una alimentación que incluye productos ultraprocesados no sólo interfiere en los términos de sobrepeso, obesidad y problemas cardiovasculares, sino que también limita la atención que los escolares pueden tener en clases, aumentan los problemas de sueño e incluso afectan la salud mental de los alumnos.