Chillán. Los turistas disfrutan de los Andes nevados en el invierno austral en Chile, pero el sostenido descenso de la capa de nieve debido al cambio climático obliga a los centros de esquí a prepararse para que esta icónica postal no sea sólo un recuerdo.
"Los Andes es una de las zonas que más rápido está perdiendo nieve en el mundo, por una combinación de pérdida de precipitaciones y alza de la temperatura", explica a la AFP el climatólogo de la Universidad de Santiago, Raúl Cordero.
A 450 km al sur de Santiago, Nevados de Chillán es uno de los principales centros de esquí de Chile. Este año abrió anticipadamente sus pistas tras una gran tormenta a mediados de junio.
Es el segundo año que viene junto a su familia. Lo prefiere a las estaciones de Santiago o Argentina por la tranquilidad, y sobre todo por el paisaje que en 2011 fue declarado reserva mundial de la Biósfera por la Unesco.
Pero desde junio no ha vuelto a nevar intensamente, aunque eso no afecta todavía las pistas ni inquieta a los turistas.
Menos nieve y más alta
Nevados de Chillán recibe a 500 mil turistas al año. Cuenta con 20 pistas, baños termales y 10 mil hectáreas.
En 2024, como todos los centros chilenos, vivió su mejor temporada en una década, con abundante caída de nieve por las altas precipitaciones debido al fenómeno del Niño.
Pero este año, según el Observatorio climático de la Universidad San Sebastián, la nieve en los Andes chilenos es la mitad de 2024, por "menores precipitaciones y temperaturas más altas de lo habitual".
La nieve va a quedar confinada también a lo más alto. Juan Pablo Boisier, del Centro de Ciencia del Clima y Resiliencia, afirma que la línea de nieve está subiendo 100 metros cada 10 años en promedio.
Los Andes representa una porción muy pequeña en el mercado del esquí, pero comenzó ya la adaptación.
En Nevados de Chillán, se han "implementado algunos cañones que generan nieve artificial para mantener algunas pistas, sobre todo de las zonas más bajas", dice Verónica Vera, gerente de asuntos públicos y sustentabilidad.
Más al sur, en el centro de esquí Corralco, usan el "snow farming": almacenan nieve y la compactan con máquinas en lugares fríos para luego dispersarla. Con este método no han usado cañones de nieve.
Sin embargo, los centros de esquí de Santiago son los más expuestos al aumento de la temperatura. Farellones, el de menor altitud, reconvirtió sus operaciones a un "centro de montañas" y casi ya no se practican deportes de invierno allí.
"Los centros de esquí de la capital están embarcados en inversiones dirigidas a la fabricación de nieve", dice James Ackerson, presidente de la Asociación de Centros de Esquí de Chile.
Con bajas temperaturas y alta humedad encienden los cañones que eyectan el polvo de nieve.
La técnica es criticada por el uso intensivo de agua y energía, pero en Santiago utilizan embalses que se llenan con la misma nieve derretida, explica Cordero.
Para finales del siglo XXI en los Andes cerrarían el 18% de los centros de esquí, mientras que en todo el mundo sería el 13%, según una investigación de Veronika Mitterwallner, de la universidad alemana de Bayreuth.