Ciudad de México. La justicia es un compromiso y un esfuerzo colectivo. No se alcanza de una vez para siempre, sino que debe ser conquistada cada día, afirmó la Arquidiócesis Primada de México y planteó diez características esenciales para una justicia “verdaderamente humana”. En varias de ellas refiere el pensamiento del fallecido papa Francisco.
A propósito de la elección del poder judicial que por primera vez se realiza en México, en el editorial del semanario Desde la Fe, la Arquidiócesis señaló que “en un tiempo marcado por desigualdades, violencias estructurales y la fragilidad de los sistemas judiciales, urge recuperar y promover una visión de justicia” que responda a las exigencias legales y tenga un rostro social.
Agregó: “Como sociedad, no podemos ser indiferentes ante la injusticia, ni conformarnos con una justicia meramente punitiva o burocrática, ni mucho menos a una justicia que solo sirva a unos cuantos”.
Las características necesarias en la justicia es que tenga un rostro humano, es decir, poner en el centro a la persona y como dijo Francisco en 2015 ante la Organización de las Naciones Unidas: “Dar a cada uno lo suyo significa que ningún individuo o grupo humano se puede considerar omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y de los derechos de las otras personas singulares o de sus agrupaciones sociales”.
La justicia debe ser restaurativa. No es solo castigar a la persona, sino sanar a la sociedad. En referencia al extinto pontífice, refirió la tercera encíclica de octubre de 2020, Fratelli tuti donde Francisco señaló: “La justicia sólo se busca adecuadamente por amor a la justicia misma, por respeto a las víctimas, para prevenir nuevos crímenes y en orden a preservar el bien común, no como una supuesta descarga de la propia ira”.
También debe reconocer la desigualdad de condiciones y actuar para equilibrarlas; garantizar el acceso de todos a la defensa de sus derechos y a la oportunidad de recibir justicia. De igual forma, debe estar comprometida con los pobres, los pueblos originarios, los migrantes y las víctimas. La voz de los que no tienen voz debe ser escuchada con prioridad.
Otra característica de la justicia es que sea transparente y comprensible para todos. Debe ser pronta, pues la dilación de los procesos es una injusticia, indicó la publicación.
También debe ser integral y abordar sus causas estructurales, pues cuando es auténtica, la justicia promueve condiciones de vida dignas, educación, salud, trabajo y cultura de paz. Además, agregó el editorial, no se impone desde arriba, sino impulsando el diálogo y la participación “pensando siempre en el bien común a largo plazo como un proyecto común para la humanidad presente y futura”. En una nueva referencia a la encíclica papal, indicó: “Pensar en los que vendrán no sirve a los fines electorales, pero es lo que exige una justicia auténtica”.