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El presidente Andrés Manuel López Obrador dio el banderazo de salida al Ferrocarril Interoceánico en su recorrido de 308 kilómetros de Salina Cruz a Coatzacoalcos. Foto ‘La Jornada’
23 de diciembre de 2023 08:37
Para aquellos que cómodamente olvidan las nefastas consecuencias del modelo neoliberal, aplicado en México a lo largo de 36 años y ahora disfrazado de anarcocapitalismo –el medioevo redivivo– en otras latitudes, el presidente López Obrador recordó ayer la monstruosa desigualdad económica y social que generó en nuestro país y en otras naciones. Le fue bien a un grupo (minúsculo), pero a la mayoría de la gente le fue muy mal y tuvieron que irse a buscar la vida a otras partes.

A estas alturas y en términos mundiales, la consecuencia de dicho modelito se traduce en que ese minúsculo grupo (el uno por ciento más rico de la población mundial) acapara casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada desde 2020 a nivel global (valorada en 42 billones de dólares), casi el doble que el 99 por ciento restante de la humanidad; durante la última década, el uno por ciento más rico ha capturado alrededor de 50 por ciento de la nueva riqueza, que se suma a la que ese grupúsculo ya concentraba.

Esa información (que no incluye las ganancias de 2023) es de la organización no gubernamental Oxfam Internacional, la cual detalla: La riqueza y la pobreza extremas en el mundo se han incrementado simultáneamente por primera vez en 25 años. Mientras la gente corriente hace sacrificios diarios en lo esencial como los alimentos, los superricos han superado incluso sus sueños más osados. La presente década se perfila como la mejor hasta la fecha para los milmillonarios, de bonanza económica para los más ricos del mundo.

Algo más: la riqueza de los milmillonarios (aquellos con fortunas de mil millones de dólares en adelante) ha aumentado a un ritmo desconcertante. Desde 2020, con la pandemia y la crisis del costo de la vida, el uno por ciento más rico acaparó 26 billones de dólares (63 por ciento de la nueva riqueza generada), mientras tan solo 16 billones (37 por ciento) llegaban al resto de la población mundial. Por cada dólar de nueva riqueza global que percibe una persona perteneciente al 90 por ciento más pobre de la humanidad, un milmillonario se embolsa 1.7 millones. La fortuna de los milmillonarios ha crecido a un ritmo de 2 mil 700 millones diarios.

Mientras millones de personas en el mundo padecen hambre y carecen de alumbrado, el crecimiento extraordinario en sectores como el de la energía y la alimentación ha disparado de nuevo los patrimonios de los más ricos: 95 grandes empresas de energía y de alimentación más que duplicaron sus ganancias en 2022. Generaron beneficios extraordinarios por 306 mil millones de dólares y destinaron 257 mil millones (84 por ciento) a remunerar a sus ricos accionistas. La dinastía familiar Walton, propietaria de 50 por ciento de la trasnacional Walmart, recibió 8 mil 500 millones de dividendos a lo largo del año pasado. Solo en ese periodo, la riqueza del milmillonario Gautam Adani, propietario de grandes compañías energéticas, se incrementó 42 mil millones. En Australia, Estados Unidos y el Reino Unido estos enormes beneficios empresariales han contribuido como mínimo a 50 por ciento del crecimiento de la inflación.

En la otra cara de la moneda, subraya Oxfam, al menos mil 700 millones de trabajadoras y trabajadores viven en países donde el crecimiento de la inflación se sitúa por encima del correspondiente a los salarios, y más de 820 millones de personas en todo el mundo (aproximadamente una de cada 10) pasan hambre. Las mujeres y las niñas suelen comer en último lugar y en menores cantidades en los hogares, y representan casi 60 por ciento de la población mundial que padece hambre. Según el Banco Mundial, podríamos estar ante el mayor incremento en la desigualdad entre países y la pobreza desde la Segunda Guerra Mundial. Naciones enteras se encuentran al borde de la bancarrota, y las más pobres destinan cuatro veces más recursos al servicio de la deuda (en manos de ricos acreedores) que a los servicios de salud pública.

El medioevo neoliberal, y a pesar del espeluznante balance, el esquema se quiere repetir ahora en algunos lugares (te hablan, Javier Milei): imaginen que educación, salud, transporte, aeropuertos, bancos, empresas del Estado, petróleo, industria eléctrica, minas y más se privaticen (a favor del citado uno por ciento); eso ya lo padecimos aquí, de tal suerte que no se debe permitir.

Las rebanadas del pastel

Ayer, de regalo navideño, el presidente López Obrador dio el banderazo de salida a la nueva etapa del Ferrocarril Interoceánico del Istmo de Tehuantepec…. ¡Felices fiestas! ¡Salud!

Twitter: @cafevega

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