El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) señaló que, si bien la Enfermedad del Parkinson no se puede prevenir al cien por ciento, existen factores neuroprotectores que ayudan a retrasar su impacto, por lo que es importante integrarlos a la vida cotidiana, como ejercicio físico, dieta balanceada, tratamiento de otras enfermedades crónicas y controlar el estrés. Agregó que el IMSS cuenta con 357 neurólogos especialistas, quienes en 2022 atendieron 34 mil 200 consultas de especialidades relacionadas con esta enfermedad.
La doctora Lorena Carolina Zuazua Vidal, neuróloga con alta especialidad en trastornos del movimiento y enfermedad de Parkinson, del Hospital General de Zona con Medicina Familiar (HGZMF) número 8, indicó que el Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que usualmente se presenta a partir de los 60 años, aunque también existe una forma de inicio temprano o juvenil, y su detección temprana es crucial para poder mejorar la calidad de vida de los pacientes y limitar la invalidez.
Los síntomas iniciales suelen ser “No motores”; es decir, no relacionados con el movimiento, y pueden preceder muchos años antes a síntomas como la rigidez, temblor, lentitud (bradicinesia). Algunos de ellos son: estreñimiento, hiposmia (disminución del olfato), trastornos del sueño (insomnio, trastorno conductual del sueño REM), depresión, ansiedad, alteraciones urinarias (nicturia, incontinencia) y disfunción sexual.
La especialista hizo un llamado a acudir a valoración médica en el primer nivel de atención para que los pacientes sean referidos con un equipo multidisciplinario y poder atender oportunamente la enfermedad mediante tratamiento farmacológico o Deep Brain Stimulation (DBS), que consiste en implantar electrodos en núcleos cerebrales que se encargan de modular el movimiento, lo cual mejora la sintomatología.
Indicó que el pronóstico para la vida es bueno cuando se recibe tratamiento oportuno, y la calidad de vida de los pacientes dependerá del apego que tenga a su rehabilitación, estilo de vida y control de enfermedades crónicas preexistentes, como diabetes e hipertensión.
"Si una persona nunca se atiende el Parkinson llegará a la discapacidad temprana en forma severa; puede dejar de moverse, de caminar, incluso de ser capaz de ser autónomo, además de tener alteraciones a nivel emocional, cognitivo, cardiaco, urinario, gastrointestinal y otras afecciones en múltiples órganos y sistemas que pueden deteriorar en general su calidad y esperanza de vida”, señaló.