Chilpancingo, Gro. Organizaciones y productores de mezcal, así como magueyeros de comunidades ubicadas en la región Montaña Baja de Guerrero, exigieron a los tres niveles de gobierno implementar programas de apoyo que detonen la economía del sector, y que además generen empleos entre los jóvenes para reducir la migración y la violencia que ocurre en esa zona desde hace más de 15 años.
Al respecto, Emiliano Cerros Nava, presidente de la marca colectiva Mezcal Sanzekan, al igual que el ex presidente de la organización Sanzekan Tinemi, Rogelio Alquisiras Burgos, dieron a conocer la falta de apoyo, y los beneficios que resultarían si el gobierno del estado y la Federación impulsaran a la cadena maguey mezcal.
Ambos recordaron que Guerrero tiene casi 32 años produciendo mezcal, aunque Michoacán lleva cerca de ocho haciendo mezcales certificados, lo mismo que Puebla.
Emiliano Cerros pidió a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural federal, y a la administración que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, que conozcan a la organización comunitaria en la cadena maguey mezcal, que permitiría competir en la producción a nivel nacional, tomando en cuenta que hay productores que siguen la tradición de sus ancestros para elaborar la bebida, pero requieren apoyos desde el cultivo de las plantas, la producción y la comercialización.
A su vez, Rogelio Alquisiras consideró que el campo vive una crisis de falta de apoyos; de políticas públicas y de fomentos para la producción y comercialización; lo mismo sucede con el maíz, el café, el coco, las cadenas principales del campo guerrerense, que padecen de una política pública de verdadero fomento agrícola.
Insistió en que “no sólo es el sector agrícola grande o mediano; también los pequeños productores están sufriendo; el sector mezcalero, la cadena productiva maguey mezcal no está siendo atendida a plenitud; aunque lo más grave, es que están en franca competencia, y desventaja con las bebidas producidas en otros estados, que sí tienen apoyo”.
En tanto, Faustino Castro consideró que la cadena de producción “genera empleo en la región y evita la migración de jóvenes a campos agrícolas del norte del país; con un impulso a la cadena se pueden generar más empleos y mantener ocupados a los jóvenes en algo productivo; la cadena maguey mezcal inicia desde la semilla, que tenemos que darles a los trabajadores; en la producción de planta en viveros nos llevamos año y medio. Ya crecida la planta, se arranca; ahí se necesita más mano de obra para llevarla al campo a la plantación de agave”.
También se requiere gente “en el corte del maguey maduro, para la transformación; para hacer mezcal se tiene que pasar a la destiladora; es el corte de maguey, el acarreo, bajarlo del cerro con bestias, caballos, mulas, y ahí los arrieros tienen que estar al pendiente para los que cortan el maguey, para el tapado del mismo, horneado, la destilación, el machacado en las tinas; en todas estas etapas se necesitan manos”.
Detrás de una copa de mezcal “existen muchos recursos y mucha mano de obra; a esa gente la llamamos del pueblo; la alquilamos, le damos trabajo, y en cada fábrica de mezcal se necesitan de ocho a 15 trabajadores que laboran de marzo a julio, cinco meses; pero otros le damos hasta septiembre, octubre y noviembre; por eso ¿cómo es posible que ese campo este abandonado?”.