Nuevo Laredo, Tamps. En un contexto de incrementos en las deportaciones y retornos voluntarios desde Estados Unidos, la revalidación educativa para niños, adolescentes y jóvenes conocidos como “dreamers” continúa siendo uno de los principales retos para su reintegración en México. En lo que va del año, al menos 60 menores y jóvenes retornados han buscado apoyo en el Instituto Tamaulipeco de Educación para Adultos (ITEA) para retomar sus estudios, según informó Miguel Ángel Castillo Gutiérrez, coordinador de zona de la dependencia.
Aunque muchos de ellos cursaron primaria, secundaria o incluso preparatoria en Estados Unidos, la diferencia entre ambos sistemas educativos suele impedir el reconocimiento automático de sus estudios. A esto se suma que varias familias regresan sin documentos académicos completos o sin actas de nacimiento mexicanas, lo que complica su incorporación inmediata a una escuela formal.
De acuerdo con el ITEA, la ruta de revalidación inicia con la integración documental del estudiante —incluyendo identificación mexicana, historial académico y comprobantes escolares—, misma que con frecuencia se ve detenida por la falta de doble nacionalidad. “Vienen muchos jovencitos que nacieron en Estados Unidos y que estudiaron allá, pero para poderles dar atención educativa necesitamos su acta de nacimiento mexicana y su CURP”, explicó Castillo Gutiérrez.
En estos casos, el Instituto de Atención a los Migrantes de Tamaulipas interviene para gestionar gratuitamente el acta de doble nacionalidad; un trámite que puede tardar entre uno y cuatro meses. Durante ese periodo, los jóvenes permanecen en pausa educativa, situación que prolonga el rezago y dificulta su adaptación al sistema mexicano.
Aun con documentación completa, la equivalencia directa no siempre es posible. Por ello, el ITEA aplica un examen diagnóstico de 80 reactivos —conocido como reconocimiento de saberes— que evalúa lengua y comunicación, matemáticas y conocimientos básicos de ciencias y entorno social. Si el aspirante aprueba, puede acceder a certificaciones de primaria o secundaria en un lapso aproximado de un mes.
Para muchas familias, la llegada a México representa un reinicio abrupto. Erika, madre de dos adolescentes nacidos en Texas, relató que regresó a Nuevo Laredo tras la deportación de su esposo. “Mis hijos estudiaban allá, pero acá nos dijeron que sin CURP no podían inscribirlos a ningún grado. No sabíamos ni por dónde empezar”, comentó. Ambos menores esperan desde hace semanas la resolución de su doble nacionalidad.
Casos como este no son aislados. Docentes y asesores del ITEA reportan que muchos jóvenes regresan con estudios avanzados, incluso universitarios, pero deben comenzar procesos desde cero para obtener un certificado válido en México.
Nuevo Laredo, como ciudad fronteriza y receptora de población migrante, enfrenta un desafío creciente: evitar que niñas, niños y jóvenes retornados queden fuera del sistema educativo. La falta de revalidación inmediata no solo afecta su continuidad escolar, sino también sus posibilidades de inserción laboral futura.