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Derechas y movilización social

Asistentes a la marcha de la Generación Z el pasado 15 de noviembre de 2025. Foto
Asistentes a la marcha de la Generación Z el pasado 15 de noviembre de 2025. Foto Víctor Camacho
18 de noviembre de 2025 00:02

Convocadas por medio de redes sociales por una fantasmal Generación Z México, sin rostros visibles pero promovidas por una febril actividad anónima en la blogósfera, las manifestaciones que este sábado tomaron masivamente las calles de Querétaro, Guadalajara, Hermosillo y la Ciudad de México son un hecho relevante en nuestra política. Pero no completamente inédito. 

No es la primera vez que las derechas miden fuerzas en las calles. Tres ejemplos: la Marea Rosa, la Marea Blanca y las peregrinaciones políticas impulsadas por el clero. A pesar de lo que se dijo en su momento, ninguna tuvo que ver con la preparación de un “golpe de Estado blando”.

Antecedente inmediato de protestas masivas anti-4T fueron las cuatro marchas por la Marea Rosa. Pero, a diferencia de la manifestación de la Generación Z México, aquellas tuvieron un liderazgo estructurado, actos centrales con oradores y demandas claras en torno a la defensa del Instituto Nacional Electoral. 

Hace 21 años, el 27 de junio de 2004, se efectuó la Marcha Blanca en contra de la inseguridad pública. La multitud desbordó a los organizadores. El repudio a la delincuencia y la solidaridad con las víctimas congregaron a una variopinta confluencia ciudadana, ajena en su mayoría a siglas partidistas o membretes ciudadanos convocantes. Ellos hicieron de la marcha de la derecha y la mediocracia su propia protesta contra la inseguridad pública. Sin embargo, fue indudable el éxito de grandes televisoras y radiodifusoras que, en escasas tres semanas, pusieron en las calles a decenas de miles de personas. 

En 2016, la jerarquía católica impulsó jornadas en multitud de ciudades, en defensa de la familia y en rechazo a la iniciativa para legalizar el matrimonio gay, propuesta por el entonces presidente Enrique Peña Nieto. El pulso lo ganó la Iglesia. La iniciativa quedó congelada en la Cámara de Diputados.

La movilización, que tuvo como estandarte la bandera de One Piece, tiene aspectos inéditos propios de la política en la era digital, distintos de las anteriores. 

Sin vocero y sin mitin con orador central, los mensajes del acto se divulgaron a través de mantas, consignas y multitud de entrevistas banqueteras. La protesta tuvo un fuerte tono anti Claudia Sheinbaum. 

Abundaron las expresiones soeces en su contra. Fue una constante el señalamiento de que vivimos en un narcoestado y los llamados a destituirlo. Usó como bandera el asesinato de Carlos Manzo, ex alcalde de Uruapan.

Como distintas fuentes documentaron, en la movilización de la Generación Z (un verdadero fraude de membrete, al que nadie vio) hubo una evidente y significativa intervención de la derecha internacional.

Pero no hay en ello novedad alguna. Siempre ha sido así. Lo raro es que no la hubiera. La Cortina de Nopal no existe más. 

La globalización de la política era ya una realidad en el siglo XIX. Desde su fundación, el fantasma del comunismo recorrió Europa. Y, actualmente, la injerencia de Donald Trump o Elon Musk en elecciones de otros países es más que evidente, como pudo verse en los comicios alemanes y argentinos. Las derechas mexicanas acusan a la 4T de tener apoyo de progresismos latinoamericanos, y al obradorismo de inmiscuirse en asuntos de Perú y Ecuador. 

Los movimientos socioambientales y los indígenas del continente son parte de redes trasnacionales. El PAN es integrante de la Internacional Demócrata Cristiana y el PRI de la Socialista. El Estado del Vaticano actúa a través de la curia mexicana.

Las derechas mexicanas que impulsaron la movilización tuvieron en esta ocasión el converger con clases medias descontentas. En México existe un amplio archipiélago de derechas. No todas son iguales. Entre otras, la integran conservadores, neoliberales, la derecha política histórica, sinarquistas, neofascistas, libertarios, ultras, pentecostales. Meterlas a todas en el mismo saco, hacerlas pasar como si fueran lo mismo, le hará un gran favor a sus elementos más radicales. 

Igual de equivocado es presentar inconformidades legítimas como si fueran una manipulación de esta corriente.

Es un hecho que en sectores medios hay descontento con el gobierno por fallas en seguridad, salud, asesinato de opositores y, en fuerzas más reaccionarias, por los libros de texto gratuitos. Ese crecimiento del malestar social lo están capitalizando las derechas, englobándolo en consignas contra lo que llaman “el mal gobierno”.

Muchos de quienes fueron a las manifestaciones son ciudadanos que por primera vez tomaron las calles. Ejercieron su libertad espontáneamente. Nadie los acarreó, ni los lidereó, ni llegaron por el llamado de algún político. No entienden mucho de política, pero están convencidos de que los actuales gobernantes no funcionan, y hay que quitarlos. Los acusan de estar ligados al narco. Probablemente, se sumarán a futuras convocatorias. Junto a ellos estuvieron también grupos neonazis que “vieron burro y se les antojó viaje”.

Personas embozadas y otras con el rostro descubierto, algunas con pelo con casquete corto, lograron tirar un tramo de vallas que resguardaban Palacio Nacional.

No eran integrantes de organizaciones anarquistas de acción directa contra la autoridad o el gobierno. No integraban el bloque negro. Todo hace suponer que, al menos algunos de ellos, son parte de grupos de provocación que pasaron a una nueva etapa de intervención.

Caídas las vallas, en lugar de proteger Palacio Nacional y contener a los manifestantes, los policías salieron al Zócalo a maltratar, golpear y desalojar manifestantes. Nuestro compañero, el fotógrafo Víctor Camacho, fue furiosamente apaleado por uniformados, y además, le robaron celular, cámara y lente fotográfica. 

Donald Trump aprovechó el viaje para seguir estrechando el cerco contra nuestro país y obtener nuevas concesiones. 

“No estoy contento con México… Estuve viendo la situación en Ciudad de México el fin de semana. Hay muchísimos problemas allá”, dijo. No hay novedad en sus palabras. Desde que tomó posesión, ha afirmado cosas similares en múltiples ocasiones con cualquier pretexto. Así lo seguirá haciendo.

X:@lhan55

Imagen ampliada

Claudia Sheinbaum, la marcha de la “Generación Z” y la ultraderecha

Se trata de una operación articulada, financiada y amplificada por actores políticos, empresariales y mediáticos de derecha nacionales e internacionales.

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