Ciudad de México. Son las doce del mediodía y no hay una sola nube en el cielo azul del Autódromo Hermanos Rodríguez. Sobre el extremo del puente que cruza la avenida Río Churubusco, un policía observa discretamente que un grupo de personas hace fila en las escaleras y aparta lugares. Llevan sombreros, sombrillas, gorras de Cadillac y Red Bull con el número 11 del piloto mexicano Sergio Pérez, el gran ausente del Gran Premio de México.
Algunos revolotean alrededor de una enorme reja, otros están concentrados en lo que ocurre a su alrededor, en edificios donde la reventa ilegal de boletos, peluches, calcomanías y llaveros de equipos de la Fórmula 1 retrasan el ingreso por la puerta del Palacio de los Deportes.
Los precios son superiores a los que hubo en los días de prácticas y clasificación. “5 mil en zona naranja”, ofrecen los comerciantes por las entradas accesibles, las mismas que se ofrecieron en mil pesos menos durante viernes y sábado. La zona más exclusiva, detrás de los boxes donde los equipos preparan sus autos, es de difícil alcance, “pero tengo tres lugares en 40 (mil) cada uno”, señalan sin detener el paso.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México informó ayer de la detención de nueve personas involucradas en la reventa de localidades, entre las cuales se encontraba un menor de edad y tres contaban con antecedentes por la misma falta administrativa.
Para aquellos que prefieren escuchar o ver la carrera desde sus casas, pagar por un boleto es casi imposible, porque “incluso los precios más baratos equivalen en mi colonia a más de un mes de renta", afirman vecinos de la alcaldía Iztapalapa. Los pequeños locales instalados alrededor del autódromo, especialmente en la colonia Ignacio Zaragoza, reúnen a decenas de aficionados que buscan artículos de Checo Pérez. Muñecos en 300 pesos, camisas de Cadillac o gorras no oficiales en 350.