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Vista frontal del Altare della Patria.
Vista frontal del Altare della Patria. Foto Alia Lira Hartmann
28 de septiembre de 2025 08:40

En pleno corazón de la capital italiana, de la cual es difícil no enamorarse, se erige imponente El Vittoriano, uno de los monumentos más emblemáticos, símbolo de la unidad nacional y a la madre patria. Fue dedicado a Víctor Manuel II, primer rey de la Italia unificada. El colosal edificio es también un homenaje a los valores que dieron forma a este Estado moderno.

Su construcción comenzó en 1885 y se inauguró en 1911, cuando coincidió con el cincuentenario de la unificación italiana. El diseño se atribuye a Giuseppe Sacconi. El Vittoriano se levanta imponente entre el intenso tráfico de la Plaza Venecia, una de las más transitadas de la capital; por ahí atraviesan cinco avenidas que son un reto cruzarlas, más si están en mantenimiento.

El mármol de Botticino con el que está construido resplandece ante el sol; sus majestuosas escalinatas, sus columnas y las esculturas son el escenario ideal para las fotos del recuerdo. En la parte superior destaca la estatua ecuestre de Víctor Manuel II, de 12 metros de alto con 16 columnas y coronan el conjunto las célebres cuadrigas de bronce, que simbolizan la unidad y la libertad.

Más allá de su valor arquitectónico el monumento tiene una gran carga simbólica. En 1921 se instaló en su interior la Tumba del Soldado Desconocido, donde dos guardias se encuentran apostados día y noche. De carácter sagrado, honra a todos los combatientes caídos en la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Una flama encendida se encuentra al centro de la tumba.

El visitante veraniego, cuando las temperaturas superan los 30 grados, se pregunta y de alguna manera se compadece por la labor que a estos guardias les ha sido asignada. Portan elegante uniforme de tela gruesa negra, manga larga, camisa con corbata cerrada al cuello, guantes blancos y un arma larga como símbolo imprescindible de custodia y defensa.

También alberga en un costado el Museo Central del Risorgimento –unificación–, que detalla el periodo en que se unió la nación, en 1870; antes de eso, la península se encontraba dividida en reinos feudales y estados controlados por la Iglesia. Inaugurado en 1970 es de especial interés para el ciudadano italiano, pero tal vez no para el turista, pues detalla aspectos políticos y sociales del país mediante documentos, fotografías, pinturas, esculturas, objetos militares y algunas armas. También se proyectan filmes antiguos sobre la historia local.

Ha sido objeto de debates políticos e incluso de atentados. En diciembre de 1969 explotaron dos bombas, por lo que cerró varias décadas. Fue hasta el año 2000, cuando por iniciativa del presidente Carlo Azeglio Campi se permitió de nuevo el acceso. Italia es una república con sistema parlamentario multipartidista y además del mandatario tiene un primer ministro.

El Vittoriano es y seguirá siendo punto de referencia no sólo de la capital, sino de Italia. Representa la memoria de un pasado complejo y el orgullo de un pueblo que logró forjar su identidad. Quien visita Roma se maravilla ante esta imponente obra, cuya grandiosidad invita a reflexionar sobre el significado y el orgullo local, de su historia y su patria, además de disfrutar de una de las vistas más espectaculares de la que fuera, durante siglos, capital del mundo, cuando el imperio romano dominaba el planeta del siglo 27 antes de la era cristiana hasta el año 476.

 


 

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