Entre las manifestaciones públicas de su notoria sicopatía, Ricardo Salinas Pliego cree que reúne los requisitos para ser Presidente de la República, y ese sueño húmedo, entre tantos otros, lo llevó, primero, a ser un admirador de Javier Milei, actual inquilino de la Casa Rosada en Argentina, y de su “ruta libertaria”, motosierra incluida; después, ya convencido, buscó entrevistarse con él en Buenos Aires –algo que logró, tras participar en la ultraderechista Conferencia de Acción Política Conservadora–, y quedó flechado. A partir de entonces, le rinde pleitesía y se convirtió en su clon.
Tal vez le dio confianza que, entre tantas otras acciones, a lo largo de 16 años continuos evadió al fisco sin consecuencia alguna (por cierto, su circo se acabó) y a partir de ese “logro”, y tras conocer a Milei, se visualizó despachando en Palacio Nacional para reproducir la “ruta libertaria” en México. Pero se topó con la realidad y, de entrada, debe pagar alrededor de 48 mil millones de pesos en impuestos adeudados.
A partir de ese encontronazo, su sueño húmedo se convirtió en febril y al de los abonos chiquitos se le hizo fácil dedicar tiempo y parte de su fortuna a operar y financiar, junto con otros de la misma calaña, una intentona golpista disfrazada de “movimiento juvenil” que le permitiera una jugada a tres bandas: mantenerse impune, no pagar al fisco y abrirse camino al añorado Palacio Nacional. Pero falló, porque lo hizo de forma tan burda que antes de llevarlo a cabo, todo el mundo se enteró de dónde provenía, de tal suerte que de nada le sirvieron la peana dedicada a Milei ni los afiches de Bolsonaro y Trump, porque quedó más que descobijado.
Pero en la imaginaria, ¿qué se podría esperar de Salinas Pliego, devoto de Javier Milei, como inquilino de Palacio Nacional? Sólo como referencia, en sus dos años de “gobierno” el esperpéntico personaje argentino ha hecho gala de su incompetencia, al tiempo que a todo aquel que le lleve la contraria de inmediato los califica de “zurdo de mierda” (el mismo que un día sí y el siguiente también repite como perico el de los abonos chiquitos). De igual forma, incesantemente utiliza las redes sociales –con miles de bots a su servicio– para multiplicar su discurso de odio, violencia y clasismo.
En ese bienio de “gobierno”, Milei ha hecho de todo para matar de hambre a los argentinos (y muy cerca está de lograrlo), despojarlos de sus derechos constitucionales, robarles los medicamentos, el presupuesto para los discapacitados, subsidiar al gran capital y reducirle impuestos, desfinanciar la educación y la salud públicas, congelar salarios y pensiones, promover el desempleo y cocinar una “nueva” ley de trabajo de corte medieval, entre tantas desgracias. Todo, en medio de una corrupción galopante y descarada que puede conducirlo a la cárcel, junto con su hermanita Karina (conocida como La Jefa), secretaria general de la Presidencia, ama y señora de estos atracos y otros, conocida como la “3 por ciento” (proporción de la coima que obtiene en cada una de ellos).
De cereza, en febrero del presente año Milei fue cabeza visible de un megafraude con una criptomoneda llamada Libra, confabulado con estafadores internacionales –especialmente gringos– que entre las patas se llevó a 140 mil inversionistas, mientras la gran raja del negocio quedó en los bolsillos del esperpéntico personaje, La Jefa y su primer círculo (que nunca se presentaron a comparecer): apenas 36 cuentas del total, que habrían obtenido ganancias superiores al millón de dólares cada una.
Ayer, la comisión legislativa creada exprofeso para investigar el fraude con Libra informó que “tras meses de audiencias y pedidos sin respuesta del gobierno, concluyó que los hechos son compatibles con una estafa planificada, tipo rug pull (en español, jalón de alfombra), lo que alimenta la hipótesis de un esquema coordinado e incrementa la presión sobre la gestión presidencial para explicar su rol y atender las citaciones pendientes” ( Página 12).
También responsabilizaría a altos funcionarios del Ejecutivo y del Poder Judicial, por obstaculizar la investigación, desoír citaciones, omitir documentación clave y, en algunos casos, amenazar con planteos de nulidad para frenar el proceso ( ídem).
Entonces, ¿qué haría Salinas Pliego en Palacio Nacional? Fácil: exactamente lo mismo.
Las rebanadas del pastel
A sudar se ha dicho: la Cámara de Representantes aprobó hacer públicos los expedientes del depredador sexual Jeffrey Epstein, en los que desnuda la pedófila participación de integrantes del mundo de la política, la farándula y los ultramillonarios.
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