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¿Alternativa global multipolar?

La transición hacia un mundo multipolar como alternativa a Occidente parece estarse formando con la emergencia de nuevos polos de poder económico, político y militar. Foto
La transición hacia un mundo multipolar como alternativa a Occidente parece estarse formando con la emergencia de nuevos polos de poder económico, político y militar. Foto Ap
25 de septiembre de 2025 00:01

La transición hacia un mundo multipolar como alternativa a Occidente parece estarse formando con la emergencia de nuevos polos de poder económico, político y militar. Entre ellos destacan los BRICS+, que se perfilan como un bloque económico-financiero alternativo, con propuestas como monedas locales en comercio, bancos de desarrollo y cooperación Sur-Sur. 

Por otro lado, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), que agrupa a China Rusia, India, Pakistán, Irán, Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán, Tayikistán, con observadores y socios de diálogo como Turquía, se plantea como un bloque para la cooperación regional, relevante en temas de energía, seguridad y transporte intercontinental. La formación de la nueva Alianza del Sahel (Níger, Burkina Faso y Mali) en busca de autonomía a partir de la ruptura con el neocolonialismo francés. La Celac y los intentos por recuperar Unasur en América Latina. 

¿Es posible pensar que se trata de una alternativa a Occidente? La estrategia de Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, está profundizando todos aquellos aspectos que dieron lugar a la crisis del neoliberalismo. Mantiene como eje del crecimiento al sector financiero, acompañado de reducción de impuestos a los ricos, de lo cual el mismo Trump se beneficia. Se asignan enormes presupuestos al complejo industrial militar, lo que no sólo marca la dinámica bélica de Estados Unidos, a la que la Unión Europea se ha incorporado sin rechistar, y convierte la guerra en una trágica necesidad. 

La pretensión de Estados Unidos de reindustrializarse a través de la aplicación de aranceles no sólo es el camino más ineficiente, sino contrario a la población, que tendrá que pagar más por los productos y, lamentablemente, el incremento de la inflación se hará realidad. Se reducen los presupuestos asignados a los programas sociales, básicamente al sector salud –que de por sí se encuentra devastado–, educación, vivienda, alimentación, etcétera. Queda clara la estrategia de Occidente de mantener la ofensiva contra los trabajadores, característica sobre todo en la época neoliberal. Y por supuesto, la peor parte se la han llevado los migrantes en todo el mundo. 

El Sur global, al que el imperialismo desde el siglo XX ha mantenido subordinado, dependiente, como reservorio de fuerza de trabajo barata y expoliando sus recursos estratégicos, en este nuevo siglo, las condiciones están cambiando. Se observa un claro desplazamiento de la dinámica económica mundial hacia la región euroasiática, con China a la cabeza. 

Interesante que estos bloques enfaticen relacionarse en un marco de cooperación y respeto a las soberanías; se discuten nuevas formas de asociación financiera buscando, entre otras cosas, desterrar las sanciones ilegales, unilaterales de las potencias con la creación del nuevo Banco de Desarrollo que se encuentra en Shanghái, y superar las estrategias tan lesivas del FMI. El crecimiento de los países de la región parece ir acompañado de la absorción de sus poblaciones, como los casos de Corea del Sur y Vietnam, y la estrategia de los países africanos del Sahel, sobre todo en Burkina Faso, con su presidente Ibrahim Traoré, que plantea con todas sus letras que el desarrollo de su país busca absorber a la población y evitar la trágica emigración, hecho siniestro que ha marcado a los países africanos. 

Las migraciones no se detendrán, pero las nuevas configuraciones geográficas cambiarán las dinámicas migratorias sur/norte que permitieron reforzar y profundizar la lógica de la acumulación capitalista a costa de la vulnerabilidad laboral. En un mundo multipolar se abren a una multiplicidad de destinos y se amplían los márgenes de negociación en beneficio del trabajo mundial. 

La funcionalidad de la migración sostenida por las diferencias en el costo unitario laboral en el eje sur/norte, que permitieron profundizar la lógica de la acumulación capitalista a costa de la vulnerabilidad laboral, ya no será la condición sine qua non porque los procesos de desarrollo de sus propios países muestran que es posible crecer, reducir la pobreza y avanzar en innovaciones tecnológicas, dando lugar a condiciones de vida y de trabajo dignas que pueden transformar lo que hasta ahora ha sido una migración forzada y vulnerable, en su caso en una migración por opción en libertad. 

Comprender la migración como un fenómeno estructural del capitalismo y no meramente coyuntural es importante porque, si bien permite diseñar políticas más justas, acuerdos de cooperación y movilidad entre países, así como disminuir políticas restrictivas, lo más importante es comprender que la vulnerabilidad de la migración ha sido también utilizada para dividir a los trabajadores y restarle solidez y efectividad a sus luchas. Hay que reconocer que el sistema mantiene la estrategia y la mantiene a su favor. 

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