Ciudad de México. Cuando Iñaki Hernández tenía tres años, soñaba con lanzarse desde la tercera cuerda en la Arena México.

Su padre, Andrés, y sus tíos, aficionados a la lucha libre, lo guiaron en sus primeros entrenamientos, donde desarrolló habilidades como elasticidad y fuerza.

Nueve años después, a 500 kilómetros de casa, el joven deportista persigue un nuevo sueño: convertirse en campeón olímpico en clavados.

“Al principio fue muy difícil estar lejos de mi familia; mudarme a Guadalajara fue una decisión complicada, pero tuve todo el respaldo de mis padres. Mi objetivo es ganar el oro en unos Juegos Olímpicos. Creo que puedo lograrlo porque tengo las bases que adquirí cuando practiqué lucha y gimnasia”, compartió el adolescente con La Jornada.

La imagen de Iñaki frente a los micrófonos de Panam Sports conmovió a las redes sociales hace unos días, cuando el pequeño clavadista dedicó su medalla de oro a su madre, Perla.

“La verdad, mi mamá no pudo venir y se la dedico. ¡Te amo, mamá!”, declaró entre lágrimas tras obtener el primer lugar en la prueba de trampolín de tres metros en el Panamericano de Medellín.

La escena se viralizó rápidamente, generando una ola de muestras de cariño, admiración y apoyo, tanto de usuarios como de figuras del deporte.

“Me siento muy contento por todo lo que provocó el video. Mi mamá estuvo muy feliz y esa era la meta. Ojalá algún día pueda llegar a ser como los grandes clavadistas que tiene México; uno en especial al que yo admiro es Germán Sánchez”, expresó Iñaki.

Con la mirada iluminada, el joven deportista mostró orgulloso las tres medallas internacionales que ha conseguido hasta el momento, al tiempo que compartió su admiración por La Parka.

“No logré mi meta de ser luchador, pero me sigue gustando mucho ver las peleas. Es un deporte muy padre y entretenido; La Parka, en especial, me parece un atleta con carisma y mucha interacción con la gente”, añadió Iñaki, quien practicó gimnasia durante siete años.

Iñaki ha compartido piscina con medallistas olímpicos como Gabriela Agúndez y Osmar Olvera, quienes lo han aconsejado sobre cómo perfeccionar sus ejecuciones.

“Lo que más me dicen es que mejore mi postura, que sea un competidor seguro y que, si pongo todo mi empeño, un día llegaré a ser como ellos”, relató el atleta, quien reparte su tiempo entre sus entrenamientos y sus estudios de primero de secundaria.

“Por las mañanas estudio y después me voy a los entrenamientos. Hay veces que he querido dejar todo, pero mis amigos y mi familia me ayudan a no claudicar”.

La próxima meta de Hernández será la Olimpiada Nacional, donde espera cosechar varias medallas. A pesar de contar en su palmarés con preseas internacionales, no se considera favorito.

“En México no puedes confiarte en ninguna competencia. El nivel es muy alto en cualquier categoría, así que me toca entrenar y seguir perfeccionando mi técnica. Tenemos poco tiempo para descansar; los campeones deben dar su cien por ciento y más”.

El clavadista regresará en pocas horas a Guadalajara, donde, de la mano de su entrenador Salvador Chávez, discípulo de Iván Bautista, seguirá construyendo una carrera que se vislumbra exitosa.

“Aunque soy muy joven, tengo claro lo que quiero conseguir. Es muy complicado estar lejos de mi familia, pero creo que al final todo valdrá la pena”.