Durante más de nueve años, Viridiana Álvarez ha desafiado los límites humanos. Temperaturas de 40 bajo cero, caminos intransitables, falta de comida y la muerte como posibilidad en cada ascenso.
Nada de ello pudo detener a la alpinista mexicana, quién ayer, recibió el récord guiness como la primera latinoamericana en conquistar las 14 montañas más altas del mundo.
“Lo más complicado de esta aventura ha sido ver morir gente frente a mí, he perdido a muchos amigos y personas cercanas y es muy difícil vivir esas experiencias. Sin embargo, hay que darle sentido a la vida, honrar a las personas que se quedaron en el camino y llegar hasta donde ellas hubieran querido”, compartió Viridiana.
Álvarez escaló su primera montaña a los 30 años de edad; a partir de entonces, se trazó la meta de alcanzar los ochomiles y llevar la bandera mexicana a la cima.
“No hay ninguna expedición en la que no haya dicho ‘qué hago aquí, estoy muy cansada’. La verdad fue un camino muy exigente porque la mente te reta todo el tiempo. El entrenamiento mental fue fundamental para no perder de vista mi objetivo; había lugares en los que sólo te cabía un pie y entonces tenías que pensar ‘no me voy a caer, no me puedo caer’”, rememoró.
Entre las montañas escaladas por Viridiana destacan el Everest (8,848), Kanchenjunga (8586), Cho Oyu (8188), Anapurna (8091) y Gasherbrum II (8035), entre otras.
“Aprendes mucho, principalmente sobre la vulnerabilidad de la vida. Subir a montañas heladas es para valientes, para personas que a pesar del peligro, deciden afrontar el reto y no parar hasta conseguirlo”.
En octubre del año pasado, Viridiana llegó a la última de las 14 montañas con la cara quemada por el frío y la mayor parte del cuerpo congelado. Sacó su bandera mexicana, la colocó en la cima y dió gracias a Dios por llegar con bien a lo más alto.
“Hay que ponerle corazón a cualquier cosa que te apasione. El éxito no es una cuenta bancaria llena, es encontrar la pasión en lo que haces. En las montañas conoces a Dios y le encuentras sentido a tu vida”.
El montañismo ha sido el mejor maestro para Álvarez.
“Es verdad, arriesgas tu vida, pero también sientes esa adrenalina inigualable cuando se te acelera el corazón. Nada puede igualar eso”.
Viridiana ya planea un libro sobre su travesía, así como un documental y el proyecto de “Los Picos de América”.
“Nunca me puedo mantener quieta, espero que este logro pueda darle mayor visibilidad al montañismo, al deporte y a la salud mental, en general. Si hay personas que amen la montaña, habrá más que cuiden a la naturaleza”.