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Economía moral

16 de febrero de 2024 08:14

Continúo revisando planteamientos coherentes para superar la pobreza (P) y así mostrar a Claudia Sheinbaum que, si quiere convertir la reducción/superación de la P en uno de los tres objetivos principales de su gobierno (yo le he propuesto, además, los objetivos de reducir drásticamente la violencia y disminuir la emisión de gases de efecto invernadero), debe enriquecer sus ideas al respecto y que hay mucho material valioso para inspirarse. Hoy abordo los dos primeros componentes de los siete que conforman la Estrategia para Superar la Pobreza (ESP) del PNUD para América Latina y el Caribe (ALC) que enumeré en la entrega anterior (9/2/24). El primero es el de crecimiento económico sostenido con equidad y el segundo el apoyo masivo a la economía popular. Expongo brevemente el primero y me detengo en el segundo: Crecimiento económico con equidadUna condición necesaria, pero no suficiente, para la reactivación del crecimiento económico de los países de AL es el retorno a la estabilidad macroeconómica. Las condiciones suficientes adicionales son, al menos, recuperar los niveles de ahorro e inversión y desarrollar un sector exportador sólido. Por tanto, es necesario actuar sobre los factores determinantes de la inversión (pública y privada) y de la capacidad exportadora. La recuperación económica y la transformación productiva son, a su vez, condiciones necesarias, pero no suficientes para superar la P. Se requiere un crecimiento en el cual el ingreso de los pobres aumente más rápido que el promedio y que el gasto público se oriente de manera creciente hacia los satisfactores básicos. Esto supone tres tipos de política: salarial, orientada a recuperar y superar los niveles reales de los salarios mínimos y medios que prevalecían antes de la crisis; otra para el desarrollo de la economía popular, y la tercera, política social para superar la P.

Desarrollo de la economía popular. Siguiendo un planteamiento de la Cepal, para lograr el crecimiento económico con mejoras razonables de equidad, cada país deberá desplegar esfuerzos no sólo para dotar de mayor capacidad productiva a sus sectores modernos, sino también para elevar los niveles de productividad y de ingresos de los más rezagados. “Para el desarrollo de la economía popular (EP) se parte de las siguientes premisas: a) El papel de los ingresos es fundamental en la superación de la P. La ‘pobreza de acumulación’ que se expresa sobre todo en viviendas hacinadas e inadecuadas, se explica en buena parte por los ingresos bajos del hogar en periodos anteriores, que le han impedido invertir en su vivienda. La inasistencia escolar de los menores se debe, más que a problemas de oferta educativa, a la pobreza del hogar, la cual hace del trabajo infantil una necesidad. b) Durante la década de los noventa, la EP seguirá teniendo un papel decisivo en la generación de empleos (entre 50 y 60 por ciento del total). c) Abandonada a sus propias fuerzas, en la década de los noventa la economía popular creará entre 22 y 25 millones de empleos, sin embargo, los ingresos medios en ella generados, seguirán bajando como ocurrió entre 1980 y 1990. Por eso, más que un esfuerzo para crear empleos, lo que la EP requiere es un programa masivo para mejorar su productividad e ingresos. d) Los cambios tecnológicos en escala mundial, que hacen viable la competitividad de pequeñas unidades de producción, aunados a la abrumadora realidad de la economía campesina y de la economía popular urbana en la región, han creado las bases para revalorizar estas formas de producción, en particular para destacar sus ventajas en una ESP. El apoyo a estas formas de EP redunda en una alta eficiencia para transformar los recursos en bienestar. Los ingresos generados por esta vía no tienen que redistribuirse, pues ya están en manos de la población-objetivo que, además, tiene como preocupación principal el bienestar familiar”. A partir de estas premisas, el texto concluye que la estrategia de impulso a la EP (EIEP) debe privilegiar dos factores: el empleo urbano y el mejoramiento de los ingresos. El primero, porque en las ciudades el crecimiento de la fuerza laboral será muchísimo mayor, y el segundo, puesto que el ingreso es el factor más débil de las formas productivas populares. Para lograrlo es necesaria (aunque no suficiente) una reactivación económica general. La EP tiene su suerte indisolublemente atada al conjunto económico general y no puede dinamizarse si éste no hace otro tanto. Los niveles de productividad por trabajador, tanto de las unidades campesinas, como de las pequeñas unidades urbanas, son mucho más bajas que las unidades comerciales de mayor tamaño. El sector asalariado de la economía moderna es el principal mercado de la EP. La economía campesina está ligada a la propiedad o control sobre una parcela, de la cual se derivan ingresos con base en el empleo de la mano de obra familiar. Sin embargo, la parcela campesina con frecuencia no genera ingresos suficientes para la subsistencia ni puede absorber toda la mano de obra familiar. Pero en los periodos de cosecha esta mano de obra suele ser insuficiente y se tiene que contratar personal en un momento en que los salarios pueden ser más altos; como consecuencia, una parte del excedente económico se traslada hacia los asalariados. La EP urbana va desde las manifestaciones más elementales de microempresa familiar hasta empresas productivas con criterios contables más formales, bien sean de origen familiar o basadas en formas asociativas. En la descripción de la EP urbana deben considerarse los siguientes elementos: a) sus agentes son familias pobres cuyo ‘capital’ proviene de pequeños ahorros salariales; b) se caracterizan por la precariedad de la gestión administrativa y la concentración de funciones en una persona, que debe ser al mismo tiempo, productor, vendedor y administrador; c) la lógica familiar, fija la generación de un ingreso suficiente para sus necesidades como el objetivo central de proceso productivo, mientras la incorporación de la mano de obra familiar y el uso de la vivienda como lugar de trabajo, son manifestaciones de esta lógica; d) el escaso capital y la precariedad de conocimientos tecnológicos se expresan, con frecuencia, en equipamiento y procesos inadecuados y en deficiencias del producto; e) la ‘empresa’ popular encuentra serias dificultades para incorporarse al sistema institucional de ventas y créditos; f) ha sido ignorada en los programas de desarrollo y se le ha considerado como un problema social; g) a pesar de todo lo anterior, la empresa popular compite con la formal aprovechando sus ventajas competitivas derivadas de su tamaño y ‘estructura empresarial’; h) lo pequeño y lo popular no significan ineficiencia, pero sí están asociados a algunas debilidades en la compras, la comercialización, el financiamiento y el cumplimiento de requisitos legales. Continuaré con la economía popular en la próxima entrega.

www.julioboltvinik.org

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