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Desde otras ciudades

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Fachada del edificio que ocupa la alcaldía de la ciudad de Friburgo, pionera en energía renovable, en una soleada tarde de verano. Foto Alia Lira Hartmann
19 de noviembre de 2023 08:17

La pequeña ciudad de Friburgo, al sur de Alemania, tiene para muchos alemanes la muy honrosa fama de contar con el clima más cálido en promedio anual de este país. Cuenta con una población de cerca de 230 mil habitantes y se encuentra en la parte suroeste, en las inmediaciones de la llamada Selva Negra de Alemania, tal vez el más famoso bosque al sur del territorio teutón.

Hablar de clima cálido en Alemania se reduce a los meses de verano, específicamente julio y agosto. El tema principal e introductorio en cualquier intercambio comunicativo es el clima. Al empezar la jornada lo primero que se consulta es cómo estará el tiempo ese día, y al término de las actividades el reporte meteorológico es el compás para la planeación tanto de la jornada siguiente como la de la semana por venir.

Resulta placentero dar un paseo por el casco antiguo del centro de la ciudad con sus angostas callejuelas empedradas o con adoquines que exigen calzado cómodo, las pintorescas fachadas, el sonido de los angostos arroyuelos cuya lenta corriente de agua inspira a los más pequeños a posar algún barquito de juguete para seguir su curso.

El edificio de la alcaldía, con su bella fachada, data de 1578. En la antigüedad albergó una sala para estudiantes de medicina. Al medio día, las melodías de las campanas en la parte superior congregan a los paseantes, que hacen una pausa en su ajetreada cotidianidad.

La plaza del ayuntamiento cuenta también con una atractiva oferta culinaria y una escultura del monje franciscano Berthold Schwarz. Una placa al pie lo distingue como un alquimista inventor de la pólvora. Aunque ahora se sabe que ya se le conocía en China, fue Schwarz quien descubrió para Europa sus propiedades explosivas.

Darse una vuelta por los puestos del mercado al aire libre –incluso en los días mas fríos– que durante todo el año se instala afuera de la catedral, es una experiencia por demás agradable y enriquecedora.

Se ofrecen los más variados productos de la región, cuyos vendedores no se limitan a un intercambio comercial; conscientes del atractivo turístico de la ciudad, aprovechan la oportunidad para recomendar algunas delicias regionales, platos típicos y sobre todo la famosa salchicha de la ciudad de Friburgo, la lange rote –la larga roja–, un embutido rojizo de cerdo para asar de 35 centímetros de largo que se ha convertido también en una especie de distintivo de Friburgo; puestos con asadores de esta apetitosa salchicha se pueden encontrar también en diferentes puntos de la ciudad.

Estos puestos, aunados al cautivador olor que despide una salchicha recién asada, constituyen el reto a vencer, en especial para las paseantes femeninas, en la férrea disciplina necesaria para mantener la línea.

 

 
 


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