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Muere Pedro Cervantes, ganador del Premio de Artes y Ciencias 2011

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'Máquina del espacio' fue una de sus obras monumentales realizada en 1966. Foto tomada del Twitter de @bellasartesinba
27 de octubre de 2020 17:22

Ciudad de México. El escultor Pedro Cervantes (Ciudad de México, 1933) falleció de un infarto el lunes 26, a las 21 horas, en su casa. El pasado 2 de octubre había cumplido 87 años.

Apasionado de los caballos, Pedro Miguel de Cervantes Salvadores, su nombre de pila, recibió en 2011 el Premio Nacional de Artes y Ciencias en el área de Bellas Artes. Desde 2003 era miembro de número de la Academia de Artes.

De acuerdo con su esposa, Gabriela Salazar, aunque el artista estaba prácticamente retirado de la vida pública nunca dejó de producir obra, de dibujar sus equinos.

Cervantes realizó estudios entre 1951 y 1952 en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, todavía en la antigua sede de la Academia de San Carlos. Fue discípulo de Luis Ortiz Monasterio, Germán Cueto e Ignacio Asúnsolo. Su amistad con David Alfaro Siqueiros dio origen al interés por la técnica del muralismo, lo que lo llevó a familiarizarse con técnicas como la piroxilina y el acrílico. Más adelante realizó murales dotados de relieve con aplicación de objetos y materiales.

De 1956 a 1960 se dedicó a la cerámica, sin embargo a finales de dicho año comenzó a trabajar el metal soldado. Se especializó en los trabajos con metales por su admiración a la obra de Rodrigo Arenas Betancourt.

En 1966 su obra monumental Máquina del espacio, de dos metros de altura, marcó el inicio de su trabajo con elementos industriales, al incorporar el hierro y acero inoxidable. Ésta escultura fue determinante en su carrera, no sólo por el notable resultado artístico sin también por los novedosos elementos que empleó en su realización, escribe Lily Kassner en el Diccionario de escultores mexicanos del siglo XX.

Al año siguiente Cervantes empezó a utilizar defensas de automóvil en sus trabajos. En 1968, dentro de la exposición Solar, organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura con motivo de la XIX Olimpiada, su escultura Ícaro se hizo acreedora al premio adquisición.

En 1972, en el Salón de Escultura de la Plástica Mexicana fue premiado por un jurado integrado por los artistas participantes. La pieza galardonada, Epicicloide, forma parte de la colección del Museo de Arte Moderno y durante muchos años estuvo en exhibición dentro del recinto. Dos años después, expuso en la Sala Nacional del Palacio de Bellas Artes.

En 1975, realizó 15 esculturas con materiales industriales soldados por encargo de HYLSA. El año siguiente creó El escriba, escultura en hierro forjado de 1.70 centímetros de altura integrada al edificio de la notaría No. 63.

Dentro de la colección SEP Setenta, la crítica de arte Raquel Tibol publicó un estudio sobre su arte. Entre 1996 y 1997 se convirtió en miembro del Sistema Nacional de Creadores Artísticos, y volvió a serlo en 2000. Hizo alrededor de 30 exposiciones individuales y participó en innumerables colectivas.

Cuando el artista recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes, dijo a La Jornada que pedía a las autoridades “hacer obras escultóricas como puntos de referencia dentro del espacio urbano, sin que sean contaminantes”. Es decir, “que tengan una expresión actual, que sean contemporáneos, pero no contaminantes”, reiteró. Porque “no sólo hay contaminación por ruido y esmog, sin también visual. Estos objetos retorcidos y deformados que ponen a veces en la ciudad son contaminantes”.

Pedro Cervantes es velado en Gayosso Lomas memorial.

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