Ciudad de México. En el país se estima que unas 13 mil muertes anuales están relacionadas con el consumo de grasas trans que contienen los alimentos, destacó Claudia Moreno Torres, oficial de Proyectos Estratégicos de la agrupación civil Salud Justa Mx, quien recordó que esas grasas industriales inciden en el desarrollo de colesterol LDL o colesterol malo que obstruye las arterias del corazón.
En conferencia de prensa,en la que se presentaron los resultados de un análisis sobre grasas trans en productos de alto consumo en el país, realizado Ciudad de México, Chiapas y Sonora, la doctora Ivonne Ramírez Silva, investigadora del Instituto Nacional de Salud Publica (INSP), señaló que el estudio arrojó que 35 por ciento de los productos analizados incumplen con el límite legal de Ácidos Grasos Trans (AGT) establecido en el artículo 216 Bis de la Ley General de Salud.
Apuntó que esos hallazgos muestran que, en muchos casos, los niveles reales de AGT superan lo declarado en las etiquetas, lo que representa un riesgo directo para la salud, particularmente para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Tras recordar que la reforma legal de marzo de 2023 prohíbe el uso de aceites parcialmente hidrogenados y limita a un máximo de dos gramos de AGT por cada 100 gramos de grasa total, alineándose con los estándares de la OPS/OMS, indicó que de los 20 productos evaluados, solo 13 contaron con información sobre el contenido de ácidos grasos trans declarados en su etiquetas.
En el estudio se analizaron pastelillos envasados, consomé de pollo, galletas con chispas de chocolate, papas fritas embolsadas, crema untable de avellana y cacao, donas y fórmula infantil, entre otros, y resultó que muchos de los productos no declaran la cantidad real de AGT que poseen.
Por ejemplo la fórmula para bebé analizada, “tiene más grasas trans de lo que reporta, posee 170 miligramos, y en el análisis salieron 305 miligramos, se decir 1.8 más de lo que reportan. El pastelillo envuelto con sabor a chocolate, con mermelada y crema, tiene 1.3 veces más que la declarada en su empaque y el polvo de consomé, cinco veces más.
Moreno dijo que “México ya dio el paso correcto al adoptar el estándar de la OPS/OMS en el artículo 216 Bis de la Ley General de Salud, que prohíbe los aceites parcialmente hidrogenados y establece un límite de igual o menos a 2 gramos de grasas trans industriales por cada 100 gramos de grasa total.
“Este logro legislativo unánime debe cuidarse, peor a hora lo que sigue es sino hacer cumplir la ley con “lineamientos claros, verificación priorizada y transparencia en los resultados. Nuestro monitoreo evidencia que persisten productos por encima del límite legal y que hay inconsistencias entre el etiquetado y el contenido real. La vigilancia sanitaria no puede esperar más. Proteger la salud pública requiere implementar plenamente esta política con base en evidencia científica.”
Las doctoras Isabel Grijalva y Amparo Nieblas del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo hablaron sobre las consideraciones técnicas y metodológicas para medir los AGT en muestras procesadas del análisis.
“El consumo regular de AGT incrementa el nivel de lipoproteína LDL Colesterol aumentando el riesgo de enfermedades coronarias y mortalidad. La Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo de menos de uno por ciento del total de energía, es prioritaria la eliminación AGT de origen industrial en el suministro de alimentos”.
El doctor Fernando Terreros Calle, integrante del Observatorio del Derecho a la Alimentación de América Latina y el Caribe y académico de la Universidad Santiago de Cali,dijo que la presencia elevada de grasas saturadas y trans en productos industrializados no es solo un desafío nutricional: es un problema de derechos humanos, porque afecta directamente la posibilidad de que niños, niñas y adolescentes crezcan con salud, bienestar y dignidad.
“Garantizar este derecho requiere decisiones valientes: regulación, vigilancia, educación y un compromiso estatal que priorice la salud pública sobre intereses comerciales. Esa es la ruta para que el derecho a la alimentación saludable sea una realidad para todas las generaciones”.