Chilpancingo, Gro. Organizaciones sociales, ex guerrilleros, amigos y familiares rindieron homenaje al comandante Lucio Cabañas, fundador del Partido de los Pobres (PDLP), y a dos combatientes más, que junto con él murieron hace 51 años en el paraje El Otatal del municipio de Tecpan de Galeana, en la Costa Grande de Guerrero.
Al grito de “¡Lucio vive, la lucha sigue!”, unas 100 personas llegaron ayer al mediodía a El Otatal, donde el 2 de diciembre de 1974 cayó muerto Lucio Cabañas, así como los combatientes Lino Rosas y Esteban Mesino, que se presume fueron asesinados por efectivos militares, en tanto que un tercer guerrillero, Marcelo Serafín Juárez, está desaparecido desde entonces.
Tita Radilla, vicepresidenta de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos en México, quien busca desde hace más de 50 años a su padre Rosendo Radilla, señaló: “Estos hombres no abandonaron al maestro (Lucio Cabañas); ellos estuvieron ahí hasta el último momento; Marcelo, casi un niño, hijo de doña Victoria N, que tiene otros hijos desaparecidos; tengo una fotografía de otra persona, que está rodeada por militares; tampoco sabemos si algunos más estuvieron, o fueron desaparecidos”.
Dijo pensar “que ellos son nuestros héroes; son gente consciente, congruente con sus luchas e ideales, y son un ejemplo para quienes nos decimos luchadores; también sigamos por ese camino dejando los vicios, los malos hábitos, y las cosas que ofenden a nuestro pueblo”.
A su vez, Micaela Cabañas, hija del guerrillero, recordó: “hace 51 años, siete batallones del Ejército Mexicano rodearon este lugar, como si se tratara de una persona que dañara al pueblo, así se recordaba antes a Lucio; la historia nos ha dado la razón: Lucio, no era un asesino, un traidor, o robavacas; quizá lo hacía por necesidad, si alguna vez lo hizo; quizá su lucha fue una ofensa para muchos, pero para el pueblo fue alguien que se preocupó por las causas justas, y luchó por ustedes y nosotros, para que tuviéramos mejores condiciones de vida”.
Afirmó que el ideario del PDLP sigue vivo, “las adversidades del pueblo no han terminado; sigue habiendo necesidades, mientras los gobiernos abanderen una bandera que no les corresponde”. Reprochó que “el gobierno no ha dado respuesta; no hay reparación del daño, ni tampoco quien responda con justicia hasta este momento, pero seguiremos recordando al maestro Lucio Cabañas”.
Con el homenaje en El Otatal comenzaron las actividades a la memoria del líder guerrillero; ahí se colocó una ofrenda para él y sus compañeros de armas, y se exigió la presentación con vida de Marcelo Serafín Juárez.
Previamente, activistas se concentraron en la salida de la ciudad de Atoyac, entre ellos el ex guerrillero y ex comisionado de la Comisión de la Verdad, Nicómedes Fuentes; Micaela Cabañas; Diana Itzel Hernández, hija del luchador social asesinado Ranferi Hernández; la dirigente de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, Norma Mesino, y a su padre Hilario Mesino; Tita Radilla; el ex gobernador, Rogelio Ortega, el activista Cuauhtémoc Contreras; así como estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.
Ahí se expresó indignación por el homenaje que el gobierno estatal de Evelyn Salgado efectuó al ex gobernador, Rubén Figueroa, responsable de cientos de desapariciones forzadas.
Al llegar a El Otatal, los asistentes colocaron una ofrenda con flores, frutas y paliacates entre ramas, piedras y el arroyo seco en el que se presume Cabañas Barrientos se atrincheró y cayó en combate.