Ciudad de México. En el corazón comercial de Polanco, en la zona conocida como Polanquito, en la alcaldía Miguel Hidalgo, la llegada constante de nuevos inversionistas –en su mayoría extranjeros– ha desplazado casi por completo al comercio de barrio para dar paso a más restaurantes. En la calle Virgilio, donde se concentran al menos una treintena de establecimientos, está por concretarse el desalojo del número 9, un pequeño local donde operan tres negocios tradicionales: dos fruterías y una tortería.
Entre ellos está la frutería Pepe, que se instaló hace medio siglo en la vía pública y desde hace dos décadas fue trasladada a este local. Los locatarios desembolsan 70 mil pesos mensuales en renta entre los tres negocios, pero los arrendadores han buscado duplicar la cifra, una presión económica que ha hecho imposible su permanencia, razón por la que enfrentarán su salida definitiva en pocos meses.
Rodeados de negocios que lucen con bancas y sombrillas a pie de calle, y menús de alto costo que ofrecen a comensales de alto poder adquisitivo, Estefanny Bonifacio, heredera de tercera generación del negocio fundado por su abuelo, Luis Villagrán Bonifacio, compartió entre lágrimas que “en febrero hay que entregar (el local) porque damos muy mala presentación”, uno de los argumentos por los cuales les han pedido desocupar.
En contraste, las frutas de todos los sabores y colores que han ofrecido durante décadas, dan vida a la calle donde atienden a más de 40 clientes y entregan hasta 25 pedidos a domicilio al día. “Creo que nuestro trabajo es muy noble; hace algo único: acercarnos a la gente, darles a conocer toda la fruta que hay en México”, explicó mientras turistas y marchantes se acercaban a probar mangos, chirimoyas, rambutanes o tamarillos.
Para Mayte de las Rivas, presidenta de la asociación La Voz de Polanco, la historia de la frutería es el reflejo de una transformación que comenzó hace 15 años. “Antes había papelerías, tintorerías, reparadoras de calzado, sastrerías... una bola de pequeños negocitos que desaparecieron”, recordó. Ante la creciente oferta de restaurantes, apuntó que en esta zona de Polanco ya no deberían instalarse nuevos giros de comida desde la normatividad vigente, aunque reconoció que “no hay ninguna protección por parte de la ley para alguien que tiene 20 años y le dupliquen la renta”.
Aunque la familia ha buscado reubicarse, Alejandro Gutiérrez explicó que las rentas en la zona son “exorbitantes”, pues piden hasta 3 millones de pesos de traspaso o mensualidades de 150 mil, además de seis meses por adelantado, 100 mil pesos de IVA y un aval con escritura libre de gravamen. “Hay empresarios que traen millones de pesos y dicen: le invierto a tu local, saca a la persona que está y me pongo yo. Desafortunadamente, en Polanco lo que mueve es el dinero, ya no tanto la historia”, lamentó.