¿Casualidad? Ninguna: “Donald Trump declaró que no tendría inconveniente en lanzar ataques contra México si eso detiene el tráfico de drogas hacia Estados Unidos. Luego de que reporteros en la Casa Blanca le preguntaron si aprobaría una operación antidrogas en el territorio mexicano, Trump respondió: ‘Estoy de acuerdo; lo que tengamos que hacer para detener las drogas; estuve viendo la situación en la Ciudad de México durante el fin de semana; hay muchísimos problemas allá (...) He estado hablando con México. Saben cuál es mi postura’” ( La Jornada, Reuters).
La “situación” referida por el inquilino de la Casa Blanca –en buena medida espoleada desde Estados Unidos– no es otra que la fracasada cuan violenta marcha del pasado sábado, pero como Trump no está “contento” y tampoco sus achichincles de este lado, el autodenominado “colectivo Z” –en el que nadie da la cara, pero todos saben quiénes son– utiliza las redes sociales para echar el anzuelo a ver si alguien pica para promover una segunda vuelta el próximo 20 de noviembre.
¿Qué tan “democrático” debe ser un “movimiento de jóvenes”, en su mayoría compuesto por personas de la tercera edad, sin propuestas, pero entusiasta promotor de la violencia? Sin ambages lo dijo el dirigente del cártel inmobiliario y cabeza visible del PAN, Jorge Romero: “Lo que nos falta a la oposición, literalmente, es la violencia”, y actúa en consecuencia, junto a los porros tricolores, todos financiados por barones ultraderechistas que siempre operan en las sombras.
Bien lo dijo ayer la presidenta Sheinbaum: “Quien promueve la violencia no ayuda al país, no se ayuda a sí mismo, no genera un debate de altura en nuestro país. Entonces, no a la violencia, los mexicanos no la quieren; nada de caer en la provocación, y a seguir, a caminar. Es mucho el trabajo hacia adelante”. México requiere de una oposición responsable, con debate de altura y propuestas.
En la “situación” (Trump dixit) del pasado sábado, dijo la mandataria, participaron muy pocos jóvenes, pero sí “un grupo muy violento que llegó al Zócalo de la ciudad, muy violento. Algunos vestidos de negro, otros no; algunos con la cara cubierta, otros no. La mayoría no eran jóvenes de este grupo violento. Llevaban esmeriles, ganzúas, martillos, marros, esto para romper la soldadura. Muy preparados. ¿Cuál era su objetivo? Derribar la valla que pusimos justamente para evitar que hubiera confrontación entre estos grupos, que han marchado en las últimas movilizaciones, pero que ahora tuvieron mayor preparación. Bueno, una supuesta marcha que ‘llama contra la violencia’ y utiliza la violencia”. La intención era “montar la idea de que en México hay represión a los jóvenes”, algo totalmente falso. Y aquellos que promueven la “marcha” del próximo día 20 “hacen muy mal al país y a sí mismos”.
Por lo que toca a Trump, la inminente divulgación de los correos del depredador sexual Jeffrey Epstein, en los que, como su cliente, el inquilino de la Casa Blanca aparecería con frecuencia, lo trae enloquecido más que de costumbre, por lo que inventa evasivas y avienta bombas de humo a diestra y siniestra para desviar la atención (especialmente cuando su índice de aprobación cae en picada) sobre lo que en realidad puede convertirse en casual de destitución, algo que, por lo demás, sería un gran regalo para la comunidad de naciones y la paz mundial.
Con el pretexto de la referida “situación” y del narcotráfico, Trump hace lo único que sabe: amenazar a terceros, presumir el poderío militar de Estados Unidos y mostrar el cobre, especialmente contra gobiernos de corte progresista, y si ellos tienen reservas petroleras y otras riqueza naturales, qué mejor.
Cada vez que puede, y puede seguido, Trump asegura: “Haré todo para detener el ingreso de drogas a mi país”, pero en los hechos no ha movido un dedo para evitarlo, aunque sí lo utiliza como pretexto para intervenir en terceros países. “Hemos perdido cientos de miles de personas al año y gran parte de esas muertes se producen en México; para que quede claro: no estoy contento con México”, pero sus fronteras se mantienen como un enorme queso gruyere y los consumidores perfectamente abastecidos. ¿Qué haría la sociedad gringa sin un día de drogas?
Las rebanadas del pastel
El terraplanismo también entra en acción: “La Conferencia del Episcopado Mexicano se prepara para conmemorar en 2026 el centenario de la Guerra Cristera; “debe ser un examen de conciencia y un compromiso renovado con la respuesta que dieron los católicos cuando el Estado totalitario intentó imponer su dominio absoluto sobre las conciencias”. ¡Ole!
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