Ciudad de México. La resistencia antimicrobiana (RAM) es responsable de 1.27 millones de muertes al año a escala global, “cifra superior a la del VIH o la malaria”. No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que, “de no tomar medidas urgentes, en 2050 esta cifra podría ascender a 10 millones de decesos” en ese mismo lapso, alertaron especialistas.
En la sesión virtual, la doctora Priscila Cantú, médica con especialidad en terapia física y readaptación deportiva e Ingrid Olivares, licenciada en Enfermería por la Pontificia Universidad Católica de Chile, detallaron que la RAM genera un “impacto devastador en los sistemas de salud y la economía mundial y se ha convertido en una “amenaza sanitaria de escala global”.
Acompañadas por Carol Serna, enfermera especialista e investigadora, precisaron que la RAM ocurre cuando bacterias, virus, hongos o parásitos dejan de responder a los medicamentos diseñados para combatirlos, haciendo que infecciones comunes sean cada vez más difíciles de tratar. La OMS la clasifica entre las 10 principales amenazas para la salud pública mundial.
Olivares, precisó que “al menos 30 por ciento de los antibióticos que diariamente se prescriben en el entorno ambulatorio son innecesarios”, lo cual incide en la RAM. “Cuando se utiliza un exceso de antibiótico, las infecciones comunes, como pudiese ser un resfrío o una infección intestinal o incluso en una herida, se puede volver intratable.”
Sobre el último aspecto advirtió que la RAM no solo ocurre con medicamentos ingeridos o inyectados, sino también con los tópicos, es decir los utilizados para tratar heridas. Se estima que “40 por ciento de las heridas crónicas desarrollará una infección, lo que aumenta el tiempo de curación y los costos asociados a esta. Por ejemplo, una úlcera de pie diabético infectada es un 54 por ciento más costosa que una herida no infectada”.
Las expertas precisaron que “México enfrenta uno de los mayores niveles de automedicación antibiótica en la región” y añadieron que la diabetes genera un volumen elevado de heridas complejas. “Según la Secretaría de Salud, más del 50 por ciento de las amputaciones están asociadas a infecciones resistentes. El país cuenta con un Plan Nacional de RAM, pero necesita tecnologías que reduzcan el uso de antimicrobianos tradicionales.”
La RAM crece debido al uso inadecuado de antibióticos, la automedicación, la contaminación ambiental con antimicrobianos y las infecciones hospitalarias mal controladas, agravadas durante la pandemia de Covid-19, cuando se recetaron antibióticos incluso en casos virales.
Estas prácticas han favorecido la aparición de cepas resistentes en el entorno clínico, y hoy bacterias como Staphylococcus aureus, Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa y Acinetobacter baumannii, todas de alta relevancia clínica, han desarrollado resistencia a múltiples fármacos, dificultando los tratamientos y aumentando la mortalidad. Las heridas agudas y crónicas son especialmente vulnerables a infecciones resistentes.
Durante más de dos décadas, los apósitos con plata han sido una herramienta habitual en el manejo de heridas infectadas; sin embargo, la evidencia reciente cuestiona su uso excesivo, indicó Olivares.
Un estudio de Mark G. Rippon y Alan Rogers (2025), que revisó más de 9 mil 500 publicaciones y 105 estudios clínicos, concluyó que existen bacterias capaces de desarrollar resistencia a la plata y que algunos patógenos clínicos ya muestran tolerancia a este metal. Incluso advierte que la exposición prolongada puede inducir resistencias cruzadas a antibióticos, agravando el panorama.