México. La alusión al sufrimiento causado por la Conquista y Colonia española del antiguo México, realizado hace unos días por un funcionario español, “es muy importante”, aunque haya tardado en llegar. “Sería mejor si fuera más grande, explícito y formal del gobierno de España”, mencionó el historiador Felipe Ávila, titular del Instituto Nacional de Estudios Históricos y de las Revoluciones de México (Inehrm).
En entrevista con La Jornada, el investigador destacó que “finalmente un representante español (José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores) se atrevió a hacer ese reconocimiento público, una petición que había hecho el gobierno de México desde el sexenio anterior”.
Para Ávila, tal acción “no quiere decir que los actuales gobernantes son los responsables directos, pero sí que son herederos de esos procesos de conquista de los que sus sociedades disfrutaron durante siglos los beneficios de esos actos de conquista, despojo y sometimiento de las poblaciones originarias que hicieron sus ancestros”.
En este caso, el mensaje “no demerita a ningún gobierno ni le quita dignidad, al contrario, la realza. Es loable que se haga”, agregó el también académico. “Otros gobiernos, instituciones y personajes en diferentes momentos, el Vaticano lo hizo, pidieron perdón por el genocidio, la destrucción, la violencia y las muertes ocasionadas por generaciones anteriores”.
El también sociólogo destacó que en la actualidad existe mayor conciencia social y conocimiento de la historia, por ende, las “comunidades originarias de América, África y Asia que fueron colonizadas por las principales potencias europeas desde finales del siglo XV han podido hacer escuchar su voz de manera más fuerte”.
Refirió que desde el quinto centenario del encuentro entre América y España, en 1992, grandes movimientos de protesta, de manera principal en países con grandes poblaciones originarias o afrodescendientes, hicieron oír que la Conquista y la colonización “había sido una tragedia histórica para todos esos pueblos”.
Tales procesos significaron para ellos “el exterminio, el asesinato masivo, el despojo de sus tierras, la deportación, el establecimiento de campos de concentración, la destrucción de sus culturas y una explotación colonial que estuvo sometiéndolos a un régimen de trabajo forzado que provocó muchísimas muertes”.
Ávila sintetizó: “la Conquista española y portuguesa en América fue la mayor catástrofe demográfica en la historia de la humanidad. Producto directo de esa Conquista y colonización murió 90 por ciento de la población original americana y hubo regiones como las islas del Caribe donde no sobrevivió ni un indígena”.
Puntualizó que “para los pueblos originarios, estos actos de perdón van acompañados con demandas de justicia.
“El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador comenzó con los actos de justicia con el pueblo yaqui, maya y otras comunidades originarias, en los que el reconocimiento de las injusticias largamente cometidas contra ellos fue acompañado con programas de gobierno y disposiciones de desarrollo económico, agrícola, educativo y de construcción de infraestructura.”
Ávila concluyó que se trata de una “reivindicación de la legitimidad de las resistencias que después de tanto tiempo no habían doblegado a los pueblos indígenas y afrodescendientes, que son una de las mayores riquezas del México de hoy, pluricultural, plurireligioso y pluriétnico. Es un reconocimiento del legado y de la contribución que han hecho y siguen haciendo en la construcción de este país tan diverso”.