Washington y Nueva York. El secretario de Guerra, Pete Hegseth, informó este martes que Estados Unidos ha matado a otras 14 personas sospechosas de ser narcotraficantes en el Pacífico, y que México está rescatando a una decimaquinta persona que sobrevivió al ataque. Pero aunque cinco de los últimos seis ataques estadunidenses contra lanchas en altamar han ocurrido en el Pacífico, senadores republicanos cercanos al presidente, Donald Trump, han dejado claro que el enfoque principal de esta “guerra contra el narco” es un cambio de régimen en Venezuela.
“Si yo fuera Maduro, me iría a Rusia o China ahora mismo. Sus días están contados. Algo está por ocurrir”, advirtió el senador republicano de Florida, Rick Scott, en una entrevista con el programa 60 Minutos de CBS News trasmitido el domingo. Agregó, “estaría sorprendido” si Estados Unidos invadiera a Venezuela, pero aseguró que “pienso que algo está por suceder”. Más aun, indicó que un cambio de régimen en Venezuela, “será el fin de Cuba”.
“Pienso que el presidente Trump ha tomado la decisión de que Maduro, el líder de Venezuela, es un narcotraficante acusado, que es hora de que se vaya”, afirmó el senador republicano, Lindsey Graham, en otra entrevista por separado el domingo, “La Doctrina Monroe se está aplicando de manera robusta por el presidente Trump” en esa región. Su colega Scott coincidió al afirmar que “Estados Unidos se estará encargando del hemisferio sureño”.
Trump, quien durante su primer periodo llamó explícitamente por resucitar la Doctrina Monroe, se dio crédito por el triunfo electoral de las fuerzas de Javier Milei en Argentina, afirmando que “él tuvo mucha ayuda de nosotros”. Y colocó ese apoyo dentro de un contexto que incluye las acciones militares estadunidenses cerca de Venezuela y Colombia, comentando que “estamos logrando obtener un firme manejo sobre América del Sur”.
Cuando el mandatario estadunidense fue preguntado por un reportero la semana pasada si pensaba que necesitaba autorización del Congreso para sus operaciones bélicas en América Latina, respondió que no, y “pienso que solo vamos a matar a gente que lleva drogas a nuestro país, ¿Ok?. Los vamos a matar. Quedarán así… muertos”.
Pero no todos en Washington, incluyendo algunos del propio partido del presidente, están de acuerdo con esta política. “Ejecutan sumariamente a gente sin presentar pruebas al público”, criticó el senador republicano, Rand Paul, en entrevista con Fox News la semana pasada. “Eso está mal”, agregó, señalando que en el Congreso no ha sido presentada ninguna prueba sobre los individuos asesinados en altamar. “Nadie mencionó sus nombres, nadie dijo nada sobre pruebas, nadie dijo si estaban armados, no nos han presentado ninguna prueba”.
De hecho, Paul se está sumando a un esfuerzo de los senadores demócratas, Tim Kaine y Adam Schiff, para someter una resolución en la Cámara alta que obligaría la aprobación de la legislatura antes de que Trump pueda lanzar acciones militares directas contra Venezuela. Aunque es poco probable que prospere tal iniciativa, el debate sobre la medida podría obligar a la Casa Blanca a ofrecer una justificación mayor para el despliegue militar estadunidense más grande en América Latina en décadas .
“Supuestamente deben existir incentivos para poner fin a guerras y conflictos alrededor del mundo”, declaró la influyente activista ultra derechista, Laura Loomer, quien visita frecuentemente a Trump en la Casa Blanca, en comentarios al New York Times. “Sin embargo, tenemos este conflicto con Venezuela que solo se seguirá escalando”.
El activista conservador, Curt Mills, comentó en conversación con el ex estratega político de Trump, Steve Bannon, en su podcast, que “todo esto de cambio de régimen… pienso que es tan políticamente hipócrita. Trump hizo campaña contra el estado profundo, ¿Y ahora vamos a cooperar con la CIA para derrocar un gobierno? Es de risa”.
El propio Bannon preguntó si todo este conflicto es “solo un terreno para nutrir a los neoconservadores”, a quienes ha criticado durante años, acusando que son los responsables de múltiples guerras e intervenciones innecesarias durante décadas.
Por cierto, Eliot Abrams, una de las figuras neoconservadoras más conocidas es uno de los que abogan a favor de acción militar alrededor del mundo incluyendo un esfuerzo de cambio de régimen en Venezuela. Las actuales maniobras militares son “una campaña de presión para ver si el régimen [venezolano] se quiebra”, comentó a la revista The Atlantic. “La idea es que los oficiales [venezolanos] pensaran entre sí que Maduro va a caer, pero yo no tengo que caer con él”.
Abrams fue condenado formalmente por mentir al Congreso sobre su papel para otorgar apoyo estadunidense a la contra nicaragüense violando una prohibición legislativa explícita. Fue indultado años después, y ahora sigue siendo una voz influyente en Washington.
Con él y otros, el pasado de la política exterior estadunidense —desde Monroe hasta Reagan— está presente otra vez.