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Apuntes postsoviéticos

25 de octubre de 2025 08:33

La cancelación de la cumbre en Budapest que el inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, propuso celebrar con su colega del Kremlin, Vladimir Putin, puso en evidencia una paradoja: todos –Rusia y Ucrania– quieren terminar cuanto antes el conflicto bélico, pero nadie quiere ceder en nada y se aferran a imponer sus condiciones, inaceptables para el otro, pasando por alto que el actual equilibrio de fuerzas en los campos de batalla no permite inclinar la balanza hacia ninguno de los lados.

Cuando una de las partes no está en condiciones de imponer la capitulación del otro; negociar sin ofrecer nada a cambio de lo que se pretende lograr conduce, de modo inevitable, a un callejón sin salida. A todo esto, al supuesto mediador sólo le interesa salir en la foto, pero por más presiones a uno y otro, no puede acaparar los reflectores para presumir que puso fin a una guerra más, la novena en su peculiar e imaginario recuento de méritos para el Nobel de la Paz.

Inflexibles Moscú y Kiev para sentarse a negociar; el primero exige que su contrincante le entregue lo que en tres años y ocho meses de guerra no ha podido ganar en los campos de batalla: 30 por ciento de Donetsk y 23 por ciento de Jersón y Zaporiyia, así como el uno por ciento de Lugansk, una franja de espeso bosque inexpugnable. El segundo insiste en que se declare un alto el fuego general e incondicional en la línea del frente, conservando las tropas sus posiciones, y sigue amagando con su hipotética intención de ingresar a la OTAN ante la falta de sólidas garantías vinculantes de seguridad que Wa-shington se niega a otorgar.

No hay razones para el optimismo de cara a una pronta solución negociada. Después de las primeras tres semanas que siguieron a la invasión en febrero de 2022, cuando el ejército ruso tomó por sorpresa a Kiev y, casi sin resistencia, ocupó la mayor parte del territorio que ahora tiene, y de la exitosa contraofensiva ucrania en Jersón y Zaporiyia, comenzó lo que estamos viendo: una guerra de desgaste, en la que Rusia apuesta a que la Unión Europea se canse de apoyar a Ucrania, y donde ésta confía en que, más temprano que tarde, colapse la economía rusa. Lo que ocurra primero, si antes no se produce una gran victoria militar de cualquiera de los lados, hará más viable negociar un arreglo político.

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Apuntes postsoviéticos

Nadie quiere ceder.

México SA

Fonden, corrupción galopante. Inoperante, inhábil y oscuro. “Sin apoyos a la población”.

Los de abajo

Allanan centro cultural en Tlaxiaco, Oax.
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