A saber cuál es el criterio y el “análisis” económico-financiero del Fondo Monetario Internacional (imposible confiar en su ya muy deteriorada bola de cristal), pero a estas alturas fácilmente se le cataloga de institución chimoltrufia, porque así como dijo una cosa en abril pasado (ya viene la recesión), dijo otra en junio (crecimiento mínimo) y una totalmente distinta ahora en octubre (avance sostenido). ¿Cuál será la lectura correcta? Ni la menor idea, pero es un hecho que las “mentes brillantes” del FMI son fanáticos del juego “atínale al pronóstico”, aunque siempre pierden.
La Jornada (Dora Villanueva) nos ilustra: “El FMI revisó al alza sus pronósticos de crecimiento para México, tanto para este como para el siguiente año. Tal incremento impulsó a su vez la mejora en las perspectivas para toda América Latina y el Caribe y atrás dejó su previsión de que la política comercial de Estados Unidos arrastraría a la economía mexicana a una recesión. De acuerdo con el organismo, en 2025 la actividad económica en México crecerá uno por ciento, lejos de 0.2 por ciento que el organismo publicó apenas en junio pasado y aún más de la contracción de 0.3 por ciento que la misma institución estimó en sus Perspectivas de la Economía Mundial de abril”.
Es decir, en apenas un semestre el Fondo pasó del Apocalipsis (la recesión de la economía mexicana) al “avance sostenido” en nuestro país. Y en los seis meses transcurridos no se registraron cambios que ameriten transitar de la depresión al entusiasmo por el crecimiento. Lo peor del caso es que aún hay ilusos que creen a pies juntillas las “predicciones” del citado organismo, el cual de todas, falla todas.
Algo similar sucede en el Banco Mundial (otro que no da una), pues ahora, paradójicamente, para 2026 incrementa de uno a 1.4 por ciento su estimación de avance económico en México (y lo lleva a 1.9 en 2027), pero al mismo tiempo asegura que “el crecimiento del país se desacelerará en 2025, a medida que el ímpetu de los grandes proyectos de infraestructura pública se disipa y las mayores restricciones comerciales, en particular los nuevos aranceles estadunidenses, comienzan a pesar sobre la demanda externa”.
En vía de mientras, el FMI ayer divulgó sus Perspectivas de la Economía Mundial y en ellas “proyecta que el crecimiento mundial se desacelerará de 3.3 por ciento en 2024 a 3.2 por ciento en 2025 y a 3.1 por ciento en 2026, mientras las economías avanzadas crecerán alrededor de 1.5 por ciento y las economías de mercados emergentes y en desarrollo lo harán hasta poco más de 4 por ciento. Se prevé que la inflación siga disminuyendo a nivel mundial, aunque con diferencias entre países: por encima de la meta en Estados Unidos, con riesgos de que sea aún mayor, y moderada en el resto”.
La economía mundial, asegura el organismo, “se está adaptando a un panorama transformado por nuevas políticas. Algunas de las posiciones extremas respecto a la imposición de aranceles más altos se han moderado, gracias a los acuerdos y replanteamientos posteriores, pero el entorno general sigue siendo volátil y los factores temporales que respaldaron la actividad en el primer semestre de 2025, como el adelanto de la actividad comercial, se están atenuando. Las perspectivas siguen expuestas a factores adversos. La incertidumbre prolongada, el aumento del proteccionismo y los shocks de oferta de trabajo podrían reducir el crecimiento. Las vulnerabilidades fiscales, las posibles correcciones del mercado financiero y la erosión de las instituciones podrían amenazar la estabilidad”. Y así, hasta el próximo “descubrimiento” de su destartalada bola de cristal.
Las rebanadas del pastel
Al borde del orgasmo, Javier Milei aterrizó en Washington para reunirse con otro esperpento, Donald Trump, quien supuestamente lo recibiría con bombo y platillo en la Oficina Oval y anunciaría otro rescate financiero para el destartalado cuan desatinado gobierno argentino. Pero no: en realidad se reunieron en la Sala del Gabinete (sin la relevancia política que tiene el despacho del magnate) y no por los 45 minutos originalmente anunciados, sino por apenas 15. Y de pilón, sin tapujos, el “pacificador de Medio Oriente” le dijo que el apoyo no se concretará si el “anarcocapitalista” no gana las próximas elecciones intermedias del 26 de octubre. “No vamos a perder el tiempo; si pierde, no seremos generosos”, le advirtió. Y Milei se fue con la cola entre las patas. Para su mayor berrinche, tal decisión no fue de los “zurdos de mierda” que tanto insulta y a quienes todo mal achaca, sino de su venerado dios gringo que lo mandó a paseo.
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