Chilpancingo, Gro. Al cumplirse ocho años del asesinato extrajudicial del luchador y ex dirigente del PRD en Guerrero, Bernardo Ranferi Hernández Acevedo, su esposa, suegra, ahijado, familiares y organizaciones no gubernamentales demandaron justicia.
En el altar, donde fue hallado Hernández Acevedo, a unos de 500 metros de la carretera Chilapa – Ahuacuotzingo, en la Montaña Baja de Guerreo, se realizó un mitin y se colocó una ofrenda floral, de elotes y calabazas, y su hija Diana Hernández Fernández, aseguró que el (ex gobernador) Rubén Figueroa Alcocer, nunca le perdonó que lo hubiera depuesto el cargo.
Por su parte, Abel Barrera Hernández, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan afirmó que "con el nuevo gobierno de Morena, sólo hubo cambios de los “buitres del poder; a los guerrerenses nos une el dolor, nos une la tragedia, pero también nos une la indignación y la dignidad”.
Recordó que Hernández Acevedo, como diputado local enfrentó a los caciques, tras la masacre de 17 campesinos de Aguas Blancas en 1995, donde responsabilizó al entonces gobernador Rubén Figueroa Alcocer".
Sostuvo que la regresión democrática "nos está carcomiendo la dignidad de ciudadanos y ciudadanas. Porque Ranferi también se emocionó porque los cambios realmente iban a cimbrar los cacicazgos; que se iba a sacudir la fiscalía de esa corruptela. Nada ha tocado ese sistema de justicia; el cambio fue de nuevos buitres del poder".
Finalmente Abel López, dirigente de la Organización Campesina Vicente Guerrero, que fundó Ranferi en 2015, manifestó que Rubén Figueroa, nunca perdonó la lucha de Ranferi Hernández para deponerlo de la gubernatura, tras la masacre de Aguas Blancas de 17 campesinos en 1995.
Los asesinatos selectivos contra dirigentes sociales "no son cosas del pasado, sino una realidad que se siguen padeciendo”.