Nómadas de la 57 ha recorrido más de 20 festivales de cine mostrando la vida de los conductores de transporte de carga. Con todo su embalaje narrativo ha abierto camino hacia una reflexión sobre sus duras condiciones laborales bajo un hilo conductor: la historia de Luz de Luna, apelativo de Clara Fragoso, quien se convirtió en trailera tras escapar de un matrimonio violento. Su recorrido por las carreteras evidencia un mundo de explotación laboral, soledad y mucha resistencia.
A través de su mirada y la de otros camioneros, invita a reconocer al trailero no sólo como un trabajador esencial, sino como una persona con historia, emociones y comunidad.
La película está dirigía por Alberto Arnaut y José María de Castro y apoyada por la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte y se podrá ver a partir del 17 de octubre en un circuito de exhibición independiente gracias al apoyo de Eficine Distribución y a través de una alianza con la Comunidad de Exhibición Cinematográfica (Cedecine), simultáneo a su estreno en la Cineteca Nacional de las Artes, Cinemex, Cine Tonalá, entre otros.
Los realizadores y productores de Impacta Cine adelantan que el estreno se acompaña de una campaña de “incidencia social”. El objetivo: voltear a ver “la mejora de condiciones en la industria del transporte ante las múltiples violencias que enfrentan sus trabajadores. Fortalecer el rol de las mujeres conductoras y romper estigmas y valorar el trabajo de las personas camioneras en nuestra vida cotidiana”.
El origen de este producto audiovisual fue que Clara Fragoso y José María se conocieron en un programa de radio llamado Sobre ruedas hace más de una década. En ese tiempo, ella incursionaba en el mundo del transporte de carga y José María presentaba su primer libro sobre el tema. Poco tiempo después, Clara se convirtió en la protagonista de este documental. De hecho, ella fue incluida dentro de las 100 mujeres más inspiradoras e influyentes del mundo por la BBC de Londres.
Nómadas de la 57 ya pasó la prueba de la banda. O sea, se proyectó en paraderos sobre carreteras mexicanas y en espacios populares de encuentro para la comunidad. Estas exhibiciones arrancaron en la Central de Abastos de la Ciudad de México y en paraderos en el kilómetro 39 de la México 57, en San José de Iturbide, Guanajuato y en 150 de la autopista México–Querétaro. Están planeando exhibiciones en el ferri que va de Mazatlán a Baja California para los camioneros que cruzan en ese barco.
“Van a ser como seis o siete funciones en carretera. Es un ejercicio que nunca se había hecho. Es algo muy especial porque esto se inició como un proyecto antropológico de las condiciones laborales de estos obreros nómadas, y verlo proyectado como película, siendo vista por camioneros, ha sido muy emotivo para nosotros”, confiesa a La Jornada, el codirector José María Castro Ibarra, antropólogo que ha dedicado más de 15 años de su vida académica al tema de los camioneros. Su libro Los hijos del camino: Los anclajes de la vida cotidiana de los autotransportistas fue fuente de inspiración para Nómadas de la 57.
Red de cineclubes
Castro comparte que, además de su corrida en las cinetecas de las Artes en CDMX, Monterrey, Guadalajara o Mérida, destaca esa nueva forma de distribución llamada Cedecine: “red muy chida de cineclubes que está en todo el país. Son 250 espacios distribuidos en toda la República, que sumarán funciones en 15 estados; así mismo se entabló una colaboración con los cineclubes del programa Pilares que agregarán 20 sedes en la CDMX.”
“Nos interesaba mostrar quienes traen las mercancías a los supermercados. Generalmente son cosas que se dan por sentadas, pero nunca se habían detenido a reflexionar quién estaba detrás del volante, qué cosas vivían, qué problemas existían en ese sector laboral”.
Exhibir el documental a los camioneros es “una experiencia disruptiva, porque es una comunidad a la que no le da tiempo de ir al cine, nunca. Una película de camioneros para que ellos lo vean a la orilla de la carretera, es algo que nunca había pasado”.
José María se siente satisfecho porque recuerda la función en la Central de Abastos con palomitas, café y pan, les “rompió su cotidianidad, les dio mucha alegría y sobre todo, sirvió para que expresaran su sentir. Un operador lloró porque, mencionó que hace un año le habían robado su camión, que era su patrimonio; tuvo que sacar a sus hijos de la universidad. Otro habló sobre sus frustraciones. Hablaban mucho de que ahora están entrando compañías trasnacionales que tienen miles de camiones y están abaratando los fletes. Nos contaron sus testimonios de los asaltos que han sufrido, de los robos con violencia. Otro ya no veía de un ojo después de una golpiza que le dieron”.
Abunda: “Muchos de ellos también nos cuentan cómo se sienten a pesar de esa importancia y de que sin su trabajo la economía se detiene, pues se sienten olvidados, se sienten como relegados”.
A decir de Castro, la cinta “refuerza la importancia del mensaje de que, en este momento el trabajo de camionero es el más peligroso del país. Tal vez junto con los trabajadores de la construcción, un camionero tiene cinco veces más riesgo de morir en el trabajo y 1.5 más veces de sufrir un accidente laboral”.
Para Alberto Arnaut (galardonado con el Ariel por su ópera prima, el documental Hasta los dientes en 2018, Nómadas de la 57 “habla sobre las personas que ponen en riesgo sus vidas, sus cuerpos y sus relaciones afectivas para que el resto de las personas podamos adquirir todos los productos que consumimos diariamente”.
Castro Ibarra asegura que el que Nómadas de la 57 llegue a cines y circuitos alternativos representa “una oportunidad para dialogar sobre quienes mueven todo lo que se consume y comercializa en el país. Se necesita una mirada distinta hacia los choferes de tráileres y conocer las violencias que los atraviesan. La mayoría de los accidentes son producidos por el cansancio o por exceso de velocidad producido por los tiempos irreales de entrega, por las presiones del dueño de las mercancías o por las presiones de su patrón”.