Pachuca, Hgo. Vestida con traje típico y al ritmo de sones, jarabes y huapangos, María de la Luz López convierte los cruceros de Pachuca en escenario improvisado, donde combina la necesidad de sostener a sus tres hijos con el propósito de acercar la cultura popular a la gente.
Cada vez que el semáforo de la avenida Revolución y la calle Adrián Guerrero Díaz se pone en rojo, María de la Luz coloca una bocina portátil al pie de un poste, activa la música desde una memoria USB y durante 60 segundos danza con gracia frente a los automovilistas. Al terminar, recoge las monedas y billetes que algunos le entregan, a veces acompañados de aplausos.
“Bailo por un lapso de cuatro horas, que es lo que dura la carga de la bocina”, cuenta. Ocasionalmente la acompaña su hija, integrante del grupo de danza de su escuela.
María de la Luz relató a La Jornada que desde hace un año enviudó y, sin empleo fijo, tuvo que encontrar una forma de sostener a sus hijos. Egresada de una escuela de danza, decidió mostrar en las calles los bailes típicos de distintos estados de México. “La cultura hace que las personas sean un poco más conscientes y sensibles de su actualidad”, afirma.
Además de la danza, practica la pintura y la declamación. En abril obtuvo el segundo lugar en un certamen nacional de oratoria. También desempeña, de manera honoraria, el cargo de delegada en la colonia Mártires 18 de Agosto, donde organiza talleres gratuitos de arte y danza para niños y jóvenes de la zona.
Tras la entrevista, interpretó el baile La Chiapaneca, con el que rinde homenaje al estado de Chiapas. Dice que no todos los días acude a los cruceros, pero lo poco que obtiene le ayuda a enfrentar el alto costo de la vida.
“Mis vecinos me preguntan por qué bailo en los cruceros, que si no me pagan como delegada. Les digo que no, que el cargo es honorífico. Aun así estoy contenta de trabajar para mi comunidad”.