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El Mayo Zambada en el tribunal federal de Brooklyn, con su abogado defensor. Foto
El Mayo Zambada en el tribunal federal de Brooklyn, con su abogado defensor. Foto Imagen Ap
27 de agosto de 2025 07:57

Muy seguros de sus dichos, pero hechos bolas con el calendario, la fiscal general de Estados Unidos, Pamela Bondi, y el jefe de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), Terrance Cole, calificaron de “un triunfo sin precedente” y “una victoria crucial del presidente Trump” que Ismael El Mayo Zambada reconociera su culpabilidad, de tal suerte que ambos funcionarios se animaron a subrayar que “nadie está fuera del alcance de la justicia estadunidense”.

Al borde del orgasmo, la señora Bondi dijo: “estamos desmantelando a estos narcoterroristas y eso es exactamente lo que son”, en referencia a El Mayo y a Joaquín El Chapo Guzmán, cofundadores del cártel de Sinaloa, quienes “asesinaron a múltiples gentes e inundaron a nuestro país con drogas”. Pero, aseguró, “su reino de terror ha terminado”, mientras el consumo interno de drogas alcanza niveles históricos.

Pero la fiscal general estaba tan contenta que dejó de “olvidó” dos elementos fundamentales en todo esto; el primero, por aquello de que su “reino de terror se ha terminado”, la recurrente advertencia de El Mayo, es decir, “nada importa si caen los capos, porque sus remplazos ya están ahí”, y la historia le da la razón; y el segundo, que la captura de Ismael Zambada no fue una “victoria crucial” de Trump, que se quiere colgar la medallita, sino, en todo caso, de su antecesor Joe Biden, mediante un operativo ilegal (léase secuestro en julio de 2024) del que el gobierno estadunidense sistemáticamente se ha negado a informar al mexicano.

Lo mismo con Joaquín El Chapo Guzmán: capturado por primera vez en 1993, tras el asesinato del cardenal Posadas; se fugó en 2001, con Vicente Fox en Los Pinos; por obvias razones, en el sexenio de Felipe Calderón el sinaloense se mantuvo libre y a sus anchas; lo recapturaron en 2014, en el gobierno de Peña Nieto, y se fugó en 2015, solo para regresarlo a la cárcel en 2016 y extraditarlo en 2017 (un día antes de la primera toma de posesión de Trump). Y obvio es que estos movimientos ni lejanamente son atribuibles al hombre naranja y menos a su “victoria crucial”.

Lo que sí es documentable es que en ese periodo el trasiego de drogas y el consumo de ellas en Estados Unidos creció como la espuma y ninguna autoridad movió un dedo para evitarlo o cuando menos atenuarlo. Al mismo tiempo, ni un solo capo gringo fue capturado y encarcelado. Si bien va, sólo narcomenudistas. De ese tamaño es la verdadera “victoria crucial” de Trump, en particular, y del gobierno estadunidense, en general, en poco más de cinco décadas de “guerra” (Nixon dixit) contra los enervantes, ergo, la euforia de la señora Bondi (“su reino de terror ha terminado”) es una tomadura de pelo, mientras los consumidores gringos se fuman hasta las cortinas y se incrementa el número de muertes por sobredosis.

Ahora bien, si la señora Bondi está decidida a derrumbar el “reino de terror” y acabar con el narcotráfico, bien haría en comenzar por casa. Por ejemplo, con la Administración de Control de Drogas (DEA) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA), que de esto saben un buen rato, y pruebas sobran. Solo así la fiscal general podría presumir que en realidad “nadie está fuera del alcance de la justicia estadunidense” y que “vamos por todos los narcoterroristas”. Lo demás es discurso barato y pretexto para meter la mano en terceras naciones.

El Mayo, que nunca pisó siquiera un Ministerio Público, ha reconocido que a lo largo de medio siglo se dedicó al narcotráfico a gran escala, y en esos 50 años nunca fue molestado por las autoridades gringas o mexicanas (y si hubo alguna “contrariedad” para él o los suyos, pues para estaban los “procuradores” e “impartidores” de justicia). Es decir, dadas las características del negocio, nadie sobrevive, y menos cinco décadas, sin la complicidad del poder político, económico y judicial en ambos lados de la frontera.

Ayer la presidenta Sheinbaum se refirió a uno de los pasajes de la conferencia conjunta Bondi-Cole: “lo que más me llamó la atención es que el director de la DEA dijo ‘hemos derribado a tres grandes narcotraficantes: el primero, García Luna; el segundo, El Chapo, y el tercero, El Mayo’. O sea, pone al mismo nivel a dos conocidos capos de la droga y al que fue secretario de Seguridad de Calderón, así lo dijo. ¿No les parece interesante eso?”

Las rebanadas del pastel

Para efectos prácticos, más “interesante” es conocer quiénes recibieron coimas de El Mayo en sus cinco décadas de narcotraficante impune y saber cómo se lo llevaron ilegalmente a Estados Unidos. ¿O no?

X: @cafevega

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