En lo que va del año, la gran masa de sargazo formada en el océano Atlántico ya alcanzó 50 millones de toneladas métricas, lo que duplica el mayor récord de detección registrado en 2018, cuando se estimaron entre 20 y 22 millones de toneladas métricas, estimó Brigitta I. van Tussenbroek, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Tras reportarse en junio un volumen de 37.5 millones de toneladas métricas en el denominado Gran Cinturón de Sargazo del Atlántico, la especialista –residente de la unidad académica de Puerto Morelos, Quintana Roo– estimó en entrevista que aproximadamente 10 por ciento de dicho volumen podría impactar el Caribe, incluidas playas de México. De mantenerse estable la dinámica regional y en ausencia de factores disruptivos, como huracanes u otros fenómenos naturales de gran escala, la llegada de esta macroalga podría incrementarse, advirtió.
El Gran Cinturón de Sargazo del Atlántico es una masa de algas que cruza el océano a lo largo del ecuador. Comienza frente a las costas de África occidental (cerca de Senegal o Ghana) y llega a Sudamérica, Centroamérica, el mar Caribe y el Golfo de México, afectando las costas de Quintana Roo. También altera la costa este de Estados Unidos.
Al calificar 2025 como el “peor año” en términos de registros de esta planta marina, Van Tussenbroek subrayó la importancia de continuar los monitoreos, modelos e investigaciones sobre el desplazamiento del sargazo hasta finales del próximo año, con el fin de generar una estimación más precisa de las cantidades que habrían llegado a los mares y litorales nacionales.
Explicó que la cantidad de sargazo en los océanos aún no ha alcanzado su punto de saturación, ya que continúa creciendo “de manera exponencial”, independientemente de las fluctuaciones estacionales o interanuales observadas. Añadió que las condiciones para su reproducción siguen siendo favorables en la región, debido a la temperatura del agua y la disponibilidad de nutrientes, que obtiene de ríos y otras fuentes naturales.
Indicó que no se ha observado una curva descendente en los registros, por lo que la comunidad científica estima que este año podría alcanzarse la capacidad máxima de carga del ecosistema para esta especie.
Con la llegada masiva del sargazo, la investigadora advirtió que “el Caribe, tal como lo conocíamos, ya no existe; considero que está transitando hacia un ecosistema distinto, con atributos nuevos”. Señaló que los arrecifes y las playas “ya no son los mismos que en 2014”, aunque puntualizó que este tipo de transformaciones ocurren a largo plazo.
Asimismo, valoró positivamente las acciones implementadas por el gobierno para enfrentar la crisis, como la creación de un parque de economía circular y la consideración de esta macroalga como un recurso pesquero más para su recolección.