El pasado y el presente convergen en la exposición , inaugurada ayer en el Museo Franz Mayer. La muestra trasciende el monólogo histórico para convertirse en un diálogo entre el presente, el pasado y el futuro. La muestra fue traída desde el Victoria & Albert Museum (V&A), de Londres, Inglaterra, y se complementa con aportaciones de colecciones como la Terry Walsh, de los museos de Arte Carrillo Gil y Kaluz, entre otros.
GALERÍA:"Japón: Del mito al manga": un viaje atemporal entre tradición y cultura pop en el Franz Mayer
Conformada por 150 objetos, distribuidos en cinco salas: Cielo, Agua, Bosque, Ciudad y Manga (esta última, exclusiva del recinto), la exhibición busca generar un vínculo que trasciende a generaciones e impacta en la identidad cultural. Además, cada sala tiene al menos una actividad interactiva, lo que permite ser disfrutada por toda la familia.
En conferencia de prensa, realizada por la curadora Ana Carolina Abad; la directora del museo, Giovana Jaspersen y la representante del Museo Victoria & Albert, Mary Redfern, coincidieron en unir a las generaciones más allá del contexto histórico mediante la melancolía y los recuerdos.
Esta exhibición comenzó en la pandemia, con la intención de brindar a las personas lo más cercano a un viaje a Japón. El Museo V&A la armó con una colección de objetos del acervo del recinto. Ahora, con su llegada a México, el público podrá disfrutar de piezas entre las que no sólo hay antiquísimas, sino que también despiertan la nostalgia del público, comentó Mary Redfern.
En el primer módulo, denominado Cielo, se combinan los conceptos de creación de la cultura japonesa, desde piezas que representan a la diosa del Sol, Amaterasu, con tambores y las famosas grullas de origami, junto con símbolos que inspiraron a mangas como Sailor Moon, guardianas que protegen al mundo del mal usando sus poderes basados en los planetas; además hay cerámicas hechas por Namikawa Sosuke, que datan del año 1900, en las cuales se detallan cuervos, animales considerados inteligentes y sabios.
En Mar, el universo japonés se transforma. Crece la relación con la naturaleza y también sus diferencias. Aparecen los primeros monstruos, kaijus y el reto de la supervivencia, pero también la creencia en el destino y en los beneficios del gran océano.
El eje representante es el grabado original con el que se imprimió La gran ola de Kanagawa, de Katsushika Hokusai, creada en el siglo XIX. Dicho molde dialoga con la película Ponyo y el secreto del acantilado, creada por el emblemático Studio Ghibli, de Hayao Miyazaki. También se narra la historia de Urashima Taro, un joven que rescata a una tortuga y ésta le muestra los secretos de la inmortalidad; el relato incluye una reflexión sobre el paso del tiempo. Además hay mangas, los tradicionales comics japoneses, de One Piece, una gran aventura marítima protagonizada por Monkey D. Luffy.
En Bosque, regresan las figuras mitológicas como el Tanuki, un mapache mitad perro que se puede transformar en variadas formas; también se retoman aspectos de la religión budista, que llegó a Japón alrededor del siglo VI, en los cuales se combinan los conceptos de la paz y la quietud. Además, incluye el uso de la cerámica, que vincula nuevamente a la naturaleza, con cuadros como Montañas de primavera II, de Totoya Hokkei.
Ciudad es la brillantez. A diferencia del origen, donde reina el Sol de Amaterasu, en las urbes domina la Luna y el neón. En este módulo, el más narrativo, se entiende la trascendencia de los fantasmas, monstruos y la tecnología. Yokais, los monstruos mitológicos, algunos incluso representados por objetos, permean en la figura de la memoria y el uso de las cosas.
Diálogo con el futuro
También se suma la violencia humana que genera a los yureis, espectros humanos que aterrorizan a los transeúntes. Esto en el contexto de la época en la antigua Edo, como se le conocía a la capital, Tokio. Ambas partes dialogan con el futuro, como los videojuegos, los mechas y los androides. Aquí pueden verse las primeras versiones de los game boy, vestidos basados en figuras de anime, el primer número en manga de Astro Boy, hasta lo más actual como ternurines.
En la sala especial, dedicada al manga, se pueden ver números de historietas recientes y antiguas como Evangelion, Demon Slayer, Capitan Tsubasa (Super Campeones, en México) y por supuesto Dragon Ball, historia originalmente basada en la tradicional historia de Son Wukong, de la obra Viaje al Oeste. Además hay una mesa con materiales para aprender a dibujar.
La muestra Japón: Del mito al manga se exhibe en el Museo Franz Mayer, ubicado en avenida Hidalgo número 45, colonia Guerrero, alcaldía Cuauhtémoc. La entrada tiene un costo de 180 pesos. Estudiantes, profesores y adultos mayores tienen 50 por ciento de descuento en el acceso si presentan una identificación.