Tehuacán, Pue. Con la participación de más de 600 corredoras se llevó a cabo la edición 31 de la Carrera de la Tortilla de Santa María Coapan; participantes recorrieron alrededor de 5 kilómetros ataviadas con su vestimenta tradicional, algunas descalzas y todas cargando un tenate con tortillas, cuyo peso dependió de la categoría.
De este modo mostraron el orgullo de ser mujeres coapeñas y rindieron honor a las primeras mujeres de su comunidad que elaboraron tortillas para vender en Tehuacán, actividad que se ha transmitido por generaciones y es el principal sustento de la mayoría de los hogares de la población, labor en la que poco a poco se van sumando los varones una señal de que el machismo se va dejando de lado.
Casi ninguna es atleta, corrieron por amor a su cultura y tradiciones; su domingo inició muy temprano, se levantaron a las 4:00 de la mañana no para prepararse físicamente sino para elaborar las tortillas que cargaron durante la carrera, las pusieron en su tenate, se vistieron con el atuendo tradicional de Coapan y se dirigieron al centro de la comunidad para el pesaje, porque los jueces debieron confirmar que cada una llevara la cantidad de kilos correctos, cantidad que fue desde uno hasta seis kilos, pues se contó con la participación de niñas desde cuatro años hasta adultas mayores que superan los 80.
Por su propia cuenta cada una se trasladó después al Zócalo de Tehuacán, para colocarse en su contingente correspondiente, el sol ya pegaba con fuerza, pese a lo cual algunas corrieron descalzas, con sus tortillas a la espalda y otras más se dieron el lujo de llevar también una bolsa con semillas, tostadas de azúcar y dulces que repartieron en el camino a las personas que salieron a aplaudirles y darles ánimo en su trayecto.
Fue un recorrido lleno de color, de orgullo, de ambiente festivo, pero también de rostros que pese al cansancio sacaron fuerzas para no quedarse en el camino, llegaron a la meta cansadas pero satisfechas, sonriendo y con la frente en alto.
Margarita de la Luz Ignacio, lleva 10 años participando en la carrera, ella no se prepara para correr, solamente sale con decisión, sólo buscaba llegar a la meta, no ganar, pero sí participar y sentir la satisfacción de terminar la carrera.
Alain y su hermano llevan tres años acompañando a su abuelita Isabel de la Luz Hilario a correr; ella se dedica a la venta de antojitos los fines de semana, desde muy pequeña aprendió a hacer tortillas y ahora busca ir fomentando en sus nietos las tradiciones de Coapan y las bondades del maíz.
Guadalupe Lourdes Isidro Hernández, corrió al lado de su hijo cargando la fotografía de su abuelita, María Francisca Brígida Santiago Rubio, quien desde que inició la carrera participó, hasta que hace dos años falleció, fue entonces que a sugerencia de su hijo Guadalupe decidió participar; ambos llevaron sus canastas de totopos que prepararon para obsequiar en el camino, así regalaron al paladar de quienes tuvieron la suerte de recibirlos otra herencia de su abuelita que fue quien innovó en la elaboración de los totopos con sabores como chocolate, nuez, amaranto, canela, fresa y azúcar.
Liz Antonio, por vez primera se animó a participar, no corrió, su intención fue fomentar en el trayecto la cultura de Coapan para ello su hermana elaboró su camisa bordada con la imagen de la coapeñita, una milpa con maíz, el metate que se utiliza para moler la masa y otros motivos de identidad de Coapan. Con su participación buscó motivar también a los habitantes de su comunidad a sentirse orgullosos de sus tradiciones y no permitir que se pierdan.
“Ser coapeña es algo maravilloso, me siento orgullosa, soy coapeña y a mucha honra” aseguró al tiempo de señalar que en esa población también se ha ido poco a poco combatiendo el machismo y actualmente ya muchos hombres se suman para apoyar a sus esposas en la preparación de las tortillas, así como de los guisos que se utilizan para los antojitos que venden.