Es una soleada tarde de Londres, se escuchan algunos temas de salsa. Es una fiesta organizada en el pub Fox & Firkin. Los bailarines se contonean con naturalidad, mientras los hípsters se esfuerzan por no pisarse los pies. En las tornamesas y los players, se encuentra Gia Fu, una diyéi originaria de Hong Kong, quien está llevando ese género a nuevos públicos.
Sus mezclas en YouTube, donde reproduce discos antiguos en su equipo casero, han tenido millones de visitas. Realiza giras por todo el mundo y ha notado que el público demográfico de sus sets está cambiando últimamente. Todavía me sorprende que dondequiera que voy, haya gente más joven, comparte.
En Reino Unido y otros lugares sin profundas raíces latinas, la salsa se ha asociado desde hace tiempo con el strickly (baile de salón). Ni siquiera es sólo una percepción occidental, dice Fu, quien descubrió la salsa por un tema de Roberto Roena de 1970: Que se sepa, lo que le desencadenó una obsesión por coleccionar discos. Creo que la mayoría de la gente en Europa o Asia, cuando escucha la palabra salsa, inmediatamente piensa en baile de salón.
La salsa se desarrolló a mediados de los años 60 en los barrios de migrantes de la ciudad de Nueva York, entre músicos latinos y afrocaribeños de Cuba, Puerto Rico y República Dominicana. Sus letras a menudo resaltaban la injusticia social, la opresión y la resistencia, además de abogar por el empoderamiento de las comunidades latinas y la diáspora. Hasta mediados de los años 70, fue una época de auge con Fania Records a la cabeza. Los nombres principales del sello, como Willie Colón, Héctor Lavoe y Celia Cruz, estaban a la par de las estrellas de rock.
La salsa es un concepto, el resultado de una forma de abordar la música desde la perspectiva cultural latinoamericana, dijo una vez Colón.
Música auténtica y sentida
Tuvo varias mutaciones a lo largo de las décadas y coqueteó con la corriente principal una vez más a mediados de los años 90, gracias a artistas como Marc Anthony (quien interpretó a Lavoe en la película biográfica de 2006, El Cantante). Pero nunca volvió a alcanzar las alturas comerciales de su opulento apogeo de los años 70.
Ahora, desde los clubes más vanguardistas hasta las listas de éxitos del pop vuelve a estar en el punto de mira. A principios de 2025, Bad Bunny lanzó su sexto álbum, Debí tirar más fotos, cuyos temas fusionan salsa con reguetón y rap; y alcanzó el número uno en Estados Unidos, convirtiéndose en el primer disco inspirado en la salsa en lograrlo. Tras el dominio del reguetón, la gente quiere escuchar música auténtica y sentida, declaró a Billboard.
Fu también regresó a Londres en junio para tocar en un acto con otro cantante puertorriqueño, Rauw Alejandro, quien lanzó Cosa nuestra, álbum cuyo título lleva el nombre de un clásico de Fania de Willie Colón y Héctor Lavoe, y también es el nombre de una película: Our Latin Thing, que documenta el concierto dado por The Fania All-Stars. Estoy pensando en lo que significa ser puertorriqueño, nuestra cultura, señaló Rauw a The Independent.
Otra que incursiona es la argentino-española Nathy Peluso, quien con la canción Erotika rinde homenaje a la salsa romántica. La salsa erótica tiene una energía poderosa. Es visceral, cuerpo y deseo, afirma Peluso por correo electrónico, y agrega que escucha salsa todos los días. Sentí la necesidad de reconectarme con ese universo donde la música se convierte en un lenguaje carnal.
Las estadísticas de streaming respaldan este auge. En marzo de 2025, Spotify informó que sus reproducciones globales de salsa habían aumentado más de 140 por ciento en los pasados cinco años, con un consumo en Estados Unidos que prácticamente se duplicó, y los oyentes de entre 18 y 24 años “ahora constituyen el segundo mayor grupo demográfico que escucha salsa en streaming a escala mundial”.
También hay un público creciente. Andy Wood, fundador de la promotora londinense de música latina Como No y del festival La Línea, afirma: “La música latina está en auge a escala mundial y la creciente población latinoamericana en Reino Unido está teniendo un impacto, tanto en público como en creadores musicales, bailarines y diyéis”, asegura. “La salsa está en apogeo en Londres, y no sólo por Bad Bunny; hace un par de semanas, llenamos el Electric Brixton para el cubano Alexander Abreu y Havana D’Primera, quien mezcla salsa con timba cubana”.
Identidad y raíces
Para la comunidad latina la fuerza del género nunca ha disminuido. Sigue siendo parte de la vida cultural y un medio de expresión vital. La salsa siempre ha sido un género popular, declaró a Time Bruce McIntosh, vicepresidente de Craft Recordings, propietaria del catálogo de Fania Records. Incluso cuando su clímax comercial se desvaneció, se mantuvo fuerte en diversos países, comunidades, clubes y hogares.
Pero hoy parece haber una renovación porque se trata de identidad y raíces, considera Peluso. La salsa nació de la diáspora, del encuentro de mundos. Lleva el alma de Latinoamérica. Y hoy, la música latina está en su apogeo; está conquistando a los oyentes en cada rincón del mundo. Mostrar la salsa en ese contexto significa mostrar una parte esencial de quienes somos. La salsa es verdad, es las calles, es romance, es fuerza.
Pertenencia y propósito
Ana Lucía, también conocida como Coco María, diyéi mexicana, presentadora de radio de NTS y dueña de un sello con sede en Ámsterdam, que salpica la salsa en sus sets de vinilo, está de acuerdo: Para la comunidad latinoamericana da mucha fuerza, pertenencia y propósito.
Antes, si querías escucharla en este lado del Atlántico, tenías que ir a una fiesta latina, afirma Lucía. Pero ahora ha cambiado. Lo he notado en los pasados dos años. Cuando me mudé a Europa, los únicos lugares donde escuchaba salsa eran en fiestas, o en un restaurante latino. De vez en cuando escuchabas a Buena Vista Social Club, pero eso era todo.
En el pasado, algunos públicos no latinos percibían la salsa como algo kitsch y, si ella ponía un disco, podrían verlo como una oportunidad para bailar, como si les pareciera gracioso. Hoy día, siento que la gente lo entiende mucho mejor, manifiesta Lucía. Después de todo, este es un estilo musical que merece un gran respeto. Puedo tocarlo en casi todas partes y la gente lo percibe, continúa. La gente no reacciona como si estuviera tocando algo extraño.
Parte de la popularidad, agrega Lucía, es que es accesible como nunca antes. Está más disponible. Ya no se limita a discos descatalogados en las polvorientas colecciones de unos pocos, los programas de radio en línea, las rediciones de álbumes y las compilaciones han jugado un papel fuerte en la difusión, gracias a los selectores que tocaban estos discos constantemente.
Cerrar brechas culturales
De manera similar, Fu presenta selecciones que funcionan con su público cada vez más diverso: salsa de Nueva York, de Puerto Rico, Venezuela, Colombia, China, Japón, de todo tipo de cosas, asegura. Espera, ¿China? No es sólo salsa en español, responde. Fu ha comenzado un proyecto y una fiesta, Canton Mambo, dedicado a cerrar brechas culturales y explorar los vínculos entre la música afrolatina y la del este asiático. La diyéi, que estudió español en la universidad para entender las letras de sus canciones de salsa favoritas, señala cómo su madre, profesora de baile, creció en China escuchando mambo y chachachá, mientras que la salsa luego llegaría a través de los puertos de Hong Kong e inspiraría. La influencia latina en los discos del este de Asia es muy importante, comenta.
El sitio web Remezcla señaló cómo en Puerto Rico los jóvenes están formando orquestas. Asimismo, en Londres, la New Regency Orchestra se inspira en la salsa afrocubana, el mambo y la rumba. El director de la banda, Lex Blondin, uno de los pilares de la escena jazzística londinense, vio la oportunidad de fusionar mundos. Conectamos con la comunidad latina de Londres y con todos los grandes músicos, y los fusionamos con todos los de jazz de Londres, explica. Para algunos ejecutantes, es la primera vez que trabajan con este tipo de música, lo cual es emocionante. New Regency Orchestra lanzó su álbum debut homónimo en junio de 2024.
No tienes que hablar un idioma para disfrutar de una canción, dice Lucía. Tampoco hace falta saberse los pasos, asegura Fu, y puedes dejar las lentejuelas en casa. La salsa surgió del baile callejero, confirma, haciendo eco de Peluso. Empezaron bailando en las calles de Cuba, en el Bronx, en todos esos lugares.
Traducción Juan José Olivares.