Es totalmente válido mezclar el uso de las nuevas tecnologías con la música tradicional latinoamericana o las expresiones folclóricas, siempre y cuando se haga con sensibilidad y buen gusto, expresó el pianista, compositor y arreglista cubano Osmany Paredes, quien ofrecerá hoy un concierto en el auditorio Blas Galindo.

En entrevista con La Jornada a propósito de su presentación, Paredes hizo un balance positivo sobre el estado actual del jazz latino, los desafíos que plantea la era de la inmediatez, el interés creciente de los jóvenes por explorar nuevos géneros y el papel de la música como vínculo de cambio social.

“Estamos en una época en la que todo depende del uso que se le dé a la tecnología. Por eso pienso que sí, es legítimo combinar herramientas contemporáneas con la música de raíz; eso es justo lo que estamos viviendo ahora. La pregunta es: ¿a dónde vamos a llegar con ello?

En todo caso, lo importante es integrar la tecnología de manera creativa y fructífera. Que enriquezca el panorama musical y no que lo empobrezca; que contribuya a ampliar el ecosistema sonoro, no a destruirlo.

El pianista se inició en la música de la mano de su padre Guillermo Paredes, percusionista de la Orquesta de Música Moderna de Santa Clara, Cuba, quien le enseñó los ritmos y estilos afrocubanos. Más tarde, estudió piano clásico en la Escuela Vocacional de Artes Olga Alonso y, en 1991, se graduó con honores en la Escuela Nacional de Artes de La Habana.

Tras su formación académica, se unió a la Orquesta América, al grupo de jazz de Bobby Carcassés y luego a la de Enrique Jorrín –creador del chachachá–, con la que llegó a México en 1992.

Para mí, la música es una sola y puede mezclarse con todos los géneros, siempre y cuando se haga con conocimiento. Al final, todas las músicas comparten un punto en común, por eso es posible combinar elementos de la afroamericana con el jazz, o con la clásica, y lograr algo coherente.

Paredes ha compartido escenario con figuras como Israel Cachao López, Roy Hargrove, Richard Bona y Arturo Sandoval. También ha vivido en tres países: en Cuba, de donde es originario, en México residió durante 11 años, y en Nueva York, donde vive desde hace dos décadas.

Gran desafío

El convivir con músicos de diferentes nacionalidades y vivir en diferentes países me ayudó a crecer en mi forma musical, desde la composición, la improvisación y en la ejecución en general, apuntó. Todos ellos aportan diferentes estilos, repertorio, y a la vez son retos, que ayudan a fortalecer la forma musical de uno. Han influenciado mi música y mi vida.

Ante la inmediatez del playlist y los algoritmos, Osmany Paredes reconoce que un músico que busca profundidad artística tiene un gran desafío por delante: “en el jazz, no tiene mucho sentido sacar un solo tema –un single– y luego esperar seis meses para lanzar otro, como sucede en otros géneros que se consumen de manera masiva. Cuando un músico de jazz va al estudio, lo hace para grabar un disco completo. La inversión de tiempo, dinero y energía que implica reunir a los músicos, ensayar, componer, arreglar y grabar, no se justifica si es sólo para una canción”, explicó.

El jazz latino

Frente al desafío, alentó a sus colegas a seguir adelante: siempre hay gente melómana que valora y consume nuestra música, aunque no sea con la misma intensidad o visibilidad que los géneros comerciales. Como músicos, tenemos que seguir grabando, aunque haya más competencia o se consuma menos. Es la única forma de mantenerse creativamente vivo.

Pese a este contexto adverso, Paredes cree que el latin jazz está en expansión: lo considero así porque siempre hay artistas nuevos, siempre hay música nueva y siempre hay músicos e inquietos, que quieren hacer cosas novedosas.

Opinó que, si continúa la tendencia de abrir espacios a nuevos talentos y se apoya su trabajo el jazz latino tendrá futuro.

El cubano resaltó que la música es el lenguaje universal con la que se puede llegar a cualquier lugar del mundo, y personas que nunca en la vida te han visto, que nunca han cruzado una palabra contigo, que no saben quién eres ni de dónde vienes, pueden conectar con la música, con lo que tú les llevas, con lo que tú les transmites.

Afirmó que si la música se abordara un poco más en las escuelas, en los medios de comunicación, y se conjugara con el arte en general –la pintura, el ballet, etcétera–, por supuesto que ayudaría muchísimo más a la convivencia actual y a contrarrestar la violencia que impera en estos tiempos.

En un mensaje a los músicos jóvenes, Osmany Paredes dijo: “ser músico es una gran profesión en la que uno siempre está aprendiendo. Cada día surgen cosas nuevas: artistas, estilos, sonidos. Por eso, les recomiendo ser curiosos, no conformarse con una sola cosa.

Investiguen, escuchen distintos géneros, y no subestimen ninguno. Todos los estilos musicales, por sencillos o complejos que parezcan, pueden aportar algo valioso. Escuchar, practicar, estudiar: todo eso es parte del camino. Nada cae del cielo.

El concierto Osmany Paredes Cuarteto Piano Jazz se presentará en el auditorio Blas Galindo (Country Club Churubusco, Coyoacán), hoy a las 19 horas. La entrada tiene un costo de 300 pesos.