¿QUIÉN LLAMÓ FRACASO a 13 millones que salieron a votar por un cambio necesario, urgente y consensuado?
DURANTE TODO EL tiempo que duró la campaña en contra del cambio como lo diseñó la 4T, las voces que daban por descartado que la gente se interesara en ir a las urnas para avalarlo, gritaban –como es su costumbre–, que el mejor escenario para la elección sería llegar al 10 por ciento de los posibles sufragantes.
PERO FUERON MÁS del 10, fueron millones de mexicanos, 13 por ciento del padrón, los que salieron de sus casas para establecer que sí, que ellos exigían el cambio y que bien o mal aceptaban la forma en la que se llevó a efecto la elección. Hay quien habla de que 13 por ciento muestra ilegitimidad para quienes formarán parte del nuevo sistema judicial, porque es, nos dicen, una cantidad menor, pero no toman en cuenta que las votaciones, por ejemplo para la Presidencia de la República, no rebasan el porcentaje de los 60.
Y SI ESE 60 por ciento es el total, es decir, el 100, estamos hablando de un porcentaje respetable, pero el asunto es descalificar el ejercicio. Si lo que se quería es que las cosas simularan un cambio que no sucedería, se equivocaron y a eso parecen temer, al cambio. Si se entiende, ¿verdad?
TAMBIÉN SABEN QUE el ejercicio puede mejorarse para hacerlo más ágil y para proporcionar mucha más información, en campañas adecuadas, a quienes decidan votar en alguna próxima elección, pero en lo que por ahora todos están de acuerdo es que la justicia en manos de quienes manejan hoy la Suprema Corte de Justicia y el Consejo de la Judicatura es un instrumento inútil y han convertido a la casa de la justicia en la pocilga de la impunidad y la corrupción.
ASÍ ES QUE se vale la crítica al método, eso seguramente se perfeccionará, pero lo que no se vale es desdeñar el esfuerzo y la esperanza de 30 millones que urgen por un cambio que le haga bien al país. Si la memoria no falla, desde todos los ámbitos se dijo que el sistema de justicia tenía que cambiar. La derecha, el centro, todo el ámbito político, y también quienes no militamos reclamábamos el cambio, eso ya se hizo y nada puede ser peor que lo que se va.
NOS ATREVEMOS A vaticinar tal cosa porque hay mucha confianza en que el Tribunal de Disciplina Judicial funcione para evitar que los jueces se conviertan en máquinas tragamonedas, y si así fuera se les sancione con todo el rigor de la ley. Ahí, repetimos, en esa instancia está el éxito o el fracaso de toda la reforma. PERO POR LO pronto los partidos como Acción Nacional y el PRI deberían cerrar el pico. La demostración ayer en la mañanera de que ellos no alcanzaron hace un año una votación mayor o igual a la que sucedió en la que ponía piso legal a la reforma judicial, debería dejarlos mudos o cuando menos deberían buscar otro flanco de ataque. Si la elección del domingo fue un fracaso sus partidos hoy por hoy están hundidos, así que calladitos se ven más bonitos, ¿no?
De pasadita
HAY MUCHA PREOCUPACIÓN por lo que pase en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El nombre de Lenia Batres pone los cabellos de punta en diversos y grandes sectores de la población, pero hay algo peor: ayer se decía que un tal Hugo Aguilar Ortiz pretendía, también, llegar a la presidencia de la SCJN. En el conteo de los votos y en algún momento de la mañana de ayer se le colocó a la punta de la elección.
SIN DUDA EL nombre resultó una sorpresa, incluso para quienes contaban las papeletas. La pelea, según se dijo por todos lados, era entre Lenia Batres y Yazmín Esquivel, principalmente; fueron las que más se dejaron ver, pero de pronto surgió el apellido de Aguilar, a quien nadie había tomado en cuenta, ni a él ni a ninguno de los otros hombres registrados, así que la cosa se puso interesante cuando los números lo sacaban del anonimato.
LO QUE NO se ha dicho es que el personaje también es militante de algún grupo bastante alejado de la 4T y de los intereses de la iniciativa privada progresista, pero tampoco es puro, sus huellas se marcaron en un sendero de hipocresía constante, así que como dicen algunos: si hay algo peor que Lenia en la presidencia de la Corte, eso peor es Aguilar Ortiz, ¿será?