Mientras los apicultores orgánicos de Yucatán están en riesgo de perder sus certificaciones debido a la cercanía con granjas de cerdos en la región, la megagranja porcícola Kekén, que también produce miel en sus instalaciones ya recibió un reconocimiento “por buenas prácticas” en la producción del néctar por parte de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), advirtieron organizaciones indígenas dedicadas a la apicultura.
Expresaron su “indignación ante la deshonesta campaña de la granja porcícola Kekén que pretende ocultar la destrucción de los recursos naturales del estado que realiza cotidianamente detrás de la fachada de promotora de la apicultura”.
En un comunicado consideraron lamentable que el apiario de la granja de Kekén en Kinchil, que se afirma “asegurará la sustentabilidad de la granja por varias generaciones, a través de prácticas innovadoras y amigables con el medio ambiente”, haya sido reconocido por la Coordinación General de Ganadería de la Sader.
Agregaron que las normativas nacionales e internacionales para la apicultura orgánica y los organismos de certificación requieren que los apiarios deben ubicarse a más de 3 kilometros de distancia de las granjas, pero la Sader “premia a un apiario que se encuentra dentro de una granja”.
Las autoridades estatales y municipales, además de la Sader, han jugado un papel lamentable ante la evidente destrucción que estas granjas están dejando en el estado, señalaron. Las autoridades estatales, especialmente la Secretaría de Desarrollo Sustentable, insisten en promover la operación de granjas en áreas muy vulnerables como la zona conocida como el anillo de cenotes, en donde la altísima contaminación del agua ha sido incluso señalada por Conagua.
En tanto, la apicultura está siendo afectada por la presencia de granjas en la región y testimonios de apicultores de los municipios de Maxcanú y Kinchil muestran que los apiarios ubicados en áreas cercanas a las granjas presentan colmenas con poblaciones de abejas débiles y más bajas que los apiarios en otras zonas, indicaron la Alianza Maya por las Abejas de la Península de Yucatán Kabnalo’on, Consejo Maya del Poniente Chik'in-já, Colectivo de atención Comunitaria U YutzilKaaj, Cantukun y Colectivo Maya de los Chenes, entre otras organizaciones apícolas de la región.
Advirtieron que el establecimiento de granjas porcícolas y avícolas fomenta la deforestación a gran escala y el deterioro de las selvas y cuerpos de agua a su alrededor, la gran mayoría de forma ilegal al no contar de manera previa con las correspondientes autorizaciones de cambio de uso de suelo en terrenos forestales y de impacto ambiental por parte de la Semarnat, lo cual afecta la apicultura establecida en la zona.
El ejemplo más reciente es el de una granja de la empresa Crío en las afueras de Kinchil, en donde se han deforestado más de 200 hectáreas en una zona con presencia de apiarios, “la apicultura no puede coexistir con sistemas de producción agroindustriales”.
Agregaron que está amenazada la producción de miel orgánica, ya que las organizaciones certificadoras les informaron que no podrán certificar como orgánico ningún apiario que esté a menos de 3 kilómetros de distancia de alguna granja y ya han retirado la certificación a apicultores en Maxcanú, y están recomendando a apicultores de todo el estado que muevan sus apiarios para que no pierdan la certificación.