Francisco Toledo (1940-2019). Gráfica 1999-2019, exposición que hoy se inaugura en esa galería, comprende una larga lista de técnicas que manejó el artista como aguafuerte, aguatinta, punta seca, xilografía, litografía e intaglio, montadas de manera cronológica. El punto de partida es la muestra que el también activista social abrió allí el 22 de septiembre de 1999, que incluyó obra tanto de ese año como de 1998. 

Ejemplares de innumerables series 

El último grabado de Francisco Toledo que recibió la Juan Martín es toda una primicia. Se trata del aguafuerte y aguatinta a color Tres beisbolistas, un tema poco común en su producción. Hay que recordar que de niño creció en un ambiente beisbolero cuando su familia dejó Oaxaca y se asentó en Minatitlán, Veracruz. Allí su padre llegó a ser administrador de la liga y sus hermanos, jugadores. Además, el pintor creó una reja monumental en la que plasmó símbolos del rey de los deportes, como la pelota y el bat para el estadio Alfredo Harp Helú, casa de los Diablos Rojos del México, inaugurada el 23 de marzo de 2019.

A la manera de los gabinetes de curiosidades del siglo XIX, los muros del recinto acogen ejemplares de las innumerables series creadas por Toledo. No obstante la cantidad de obra a ninguna pieza se le resta visibilidad o quita interés. Todas respiran por voluntad propia. Además, cada una encierra una frescura, es como si el espectador las viera por primera vez.

Están representadas series relativas a los gatos de Sara, las máquinas de coser de doña Flor, Informe para la academia de Franz Kafka, Esopo, Pinocho, la de los sismos de 2017. Y qué decir de los autorretratos, algunos muy desfigurados. La gráfica se convirtió en la disciplina ideal para atestiguar la transformación del artista con el tiempo.

Se le ve con su perro xoloitzcuintle o en el proceso de crear un grabado. No se trata de la carpeta completa, sino de las obras que quedaron sueltas.

Y no podrían faltar changos, chapulines, conejos, cangrejos, elefantes, caimanes, pulpos y toda una miríada de insectos, además de calacas y escobas. La obra gráfica de Toledo fue realizada con impresores como Juan Alcázar, Mark Silverstein y Fernando Sandoval.

Para Fernando Gálvez, autor del texto del catálogo, reunir 20 años de presencia gráfica de Toledo en la Galería Juan Martín, es ‘‘un regalo magnífico de Malú Block y Graciela Toledo, pues nos permite adentrarnos en el fluido de su pensamiento, su visión, a través de piezas que él mismo eligió a lo largo de los años para ir exponiendo en su galería en la Ciudad de México.

‘‘Si Francisco Toledo nos dejó un inmenso hueco con su fallecimiento, no hay mejor manerade rencontrar su vitalidad, su genio, su humor, su sensibilidad pa-ra con las mitologías y el erotismo, su poética de la naturaleza y la imaginación humana que mirando detenidamente sus obras, descubriendo cómo un gesto preciso detenido en las líneas pierde su quietud, vibra y ahí está la enérgica e hipersensible personalidad del maestro en sus autorretratos, más que enlas mismas fotografías, en las diversas poses y gestos que él mismo captura de sí.

‘‘Siento que Toledo se prolonga y sigue hablando y lanzando sus ideas desde estas obras autorreferenciales. El maestro vive más que en ningún lado en su arte pero también en sus instituciones, de las cuales sin duda y por su relación con la estampa, el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca es el corazón de su gran proyecto social.’’

‘‘¿De dónde sacó toda esa energía?”, pregunta la galerista Malú Block. ‘‘Es asombroso como siempre”, añade. La exposición es ‘‘un regalo para nosotras también. Las paredes dieron y han sido generosas. ¡Gocemos este regalo!”

La exposición Francisco Toledo (1940-2019). Gráfica 1999-2019 se abre hoy al público de 11 a 15:30 horas en la Galería Juan Martín (Charles Dickens 33-B, Polanco). Concluirá en mayo.