Entre calacas, catrinas, insepultos, brujas y uno que otro diablo, el gobierno capitalino hizo público que el danzón será declarado Patrimonio cultural inmaterial de la Ciudad de México.
Argel Gómez, subsecretario de Grandes Festivales Comunitarios de la secretaría local de Cultura, usó el foro de la mega clase de baile aeróbico Me muero por bailar, efectuada la tarde-noche de este jueves en el Zócalo en el marco de las celebraciones del Día de Muertos, para hacer el anuncio.
Ante las miles de personas que reunió ese festivo evento, el funcionario informó que la declaratoria tendrá lugar el 16 de noviembre --a las 14 horas--, en el propio Zócalo, con un monumental baile amenizado por las principales agrupaciones del género: desde Matanzas, Cuba, la Orquesta Failde, y por México, Acerina y su danzonera, de la capital del país, y Danzonera La Playa de Gonzalo Varela, de Veracruz.
 Marco Peláez
Antes, “para calentar motores”, el 9 de noviembre se realizarán sesiones de baile de ese acompasado ritmo en 20 diferentes sedes de las 16 alcaldías capitalinas, agregó.
Seres de ultratumba
De lo sutil a lo frenético, las coreografías se sucedieron sin tregua en el Zócalo. El chiste era sacudir el esqueleto, literal. La multitudinaria convocatoria que generó esta mega clase de baile aeróbico tuvo lugar dentro de los festejos a los difuntos organizados por las autoridades capitalinas
Marco Peláez
El corazón de la urbe retumbó y se movió con ritmos vibrantes y pegajosos que invitaron a moverse hasta a los más reticentes o negados. Acorde las fechas, los protagonistas fueron seres del más acá disfrazados como los del más allá: calacas, catrinas, brujas, diablos y diablesas y no pocos espíritus chocarreros.
Si algo primó en esta mega clase fue el entusiasmo y el afán de disfrutar, de valerse del baile y la actividad física que éste supone para convivir y “pasársela a toda dar”, y, como pilón, mantenerse o ponerse en forma, como lo señalaron a este diario varios de los participantes.
Marco Peláez
 
                