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"Estoy viviendo una metamorfosis": Carlos Alvarado

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Carlos Alvarado Perea, compositor y multinstrumentista mexicano. Foto Cortesía de la familia y Roberto García Ortiz
15 de enero de 2020 09:04

Ciudad de México. Metamorfosis es un cambio de un gusano que se arrastra por las hojas y emprende el vuelo para ser libre, afirmó Carlos Alvarado Perea, referente del rock progresivo y la música experimental en México.

El compositor y multinstrumentista falleció la noche del lunes a los 68 años a causa de un cáncer que se le detectó desde 2017.

Su reflexión la dio en la última entrevista que concedió a este diario en diciembre pasado en el tianguis del Chopo con motivo de su más reciente producción discográfica como solista: Metamorfosis (2019), en la que plasmó los cambios que vivió tras contraer la enfermedad.

Actualmente estoy viviendo una metamorfosis que no sé cuándo terminará, apuntó mientras vendía algunos de sus discos, que en 43 años de trayectoria publicó casi 50 producciones, tanto de su autoría como de colaboraciones. Con las ganancias costeaba los servicios médicos que requería.

Sonriente, comentó: Ha sido todo un logro haber hecho esta publicación después de todos los problemas que he tenido. Estoy muy satisfecho del resultado, que me ha encantado. Es uno de los discos más redondos que he hecho. La verdad que estoy muy contento con esta publicación.

Tanto nuevas como viejas generaciones de la escena del rock underground nacional colaboraron en Metamorfosis, como la cantante Aymara y el bajista Uvarigh Alvarado Sánchéz, hijos del músico; Fabiola Simac, líder de la agrupación Melioria; José Álvarez, fundador de la banda Oxomaxoma y el guitarrista Alejandro Otaola, ex miembro de Santa Sabina.

Las nuevas generaciones, con mucho potencial

En tono de broma reflexionó que ve a los músicos de su generación como personas de la tercera edad y a las nuevas generaciones con mucho potencial para aportar a la escena del rockA los jóvenes sólo les falta experiencia que a nosotros nos faltó cuando éramos jóvenes, por eso siempre he trabajado con ellos, sostuvo.

La familia confirmó el deceso la noche del lunes, al tiempo que colegas y seguidores emitieron en redes sociales sus condolencias o algunas anécdotas que vivieron con él. El cuerpo del músico fue velado la tarde de ayer cerca del panteón San Isidro, en la colonia Azcapotzalco.

En sus sintetizadores, mezcladoras de ritmos y computadoras quedaron proyectos pendientes por publicar, como otro nuevo disco en solitario, la remasterización de algunos discos de Chac Mool y la producción de otras bandas.

Carlos Alvarado Perea nació el 11 de agosto de 1951, en la Ciudad de México. Es hijo de la restauradora María Teresa de Jesús Perea y Río de la Loza y del reconocido grabador Carlos Alvarado Lang, a quienes les aprendió sus profesiones.

En 1971 ingresó a la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde aprendió flauta transversal, coro y composición clásica y contemporánea. Los primeros proyectos formales que tuvo fueron con las agrupaciones de rock original Combom, Arco Iris e Ingresso Libero.

Dos años después conoció a Jorge Reyes Valencia, quien con el paso de los años se convirtió en un compositor y multinstrumentista nómada reconocido por fusionar el rock y música electrónica con ritmos de distintas culturas originarias del mundo, principalmente la prehispánica.

El músico formalizó su primer proyecto en 1976. Su nombre: Vía Láctea, el primer trabajo sonoro en México en que sólo utilizó sintetizadores, según expertos. Meses después fundó el sello discográfico independiente Momia para poder grabar y reproducir sus trabajos.

Entre 1977 y 1982 publicó, primero como solista y después en dueto con el tecladista Miguel Ángel Nava, cuatro casetes de Vía Láctea. Este material lo difundió en la revista estadunindese Eurock, lo que posicionó a la banda en el terreno musical internacional.

Reyes y Alvarado fundaron en 1979 la banda Chac Mool, pionera del rock progresivo en México, a la que después se integraron Mauricio Bieletto, en el violonchelo; Armando Suárez, en el bajo, y Carlos Castro en la batería. Crearon los discos Nadie en especial (1980), Sueños de metal (1981), Cintas en directo (1982) y Caricia digital (1985). La banda se desintegró meses después del último disco.

Tras la ruptura, Alvarado Perea continuó con sus proyectos solistas y en Vía Láctea, además siguió con sus colaboraciones en otras agrupaciones, como Decibel, Vector Escoplo, La música de Herich Zaan, La Música de los Siete Chakras y El Puente de Alvarado, entre otros.

El Museo del Chopo, bajo la dirección de Ángeles Mastretta, fundó en sus instalaciones el Primer Tianguis de la Música en México el 4 de octubre de 1980, que diera lugar, meses después, al Tianguis del Chopo, proyecto que apoyaron de varios músicos y difusores culturales, como Alvarado Perea, Jorge Reyes, Carlos Robledo, Walter Schimidt, Jesús Bojalil y Óscar Sarquis, entre otros.

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