Opinión
Ver día anteriorLunes 8 de junio de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dinero

Agave Azul y las manifestaciones en Guadalajara // El crédito del Banco Mundial // Economistas han predicho 9 de las 3 recesiones

Astillero

El halconazo tapatío // Alfaro hubo de recular // Atrapado en su libreto // De retador a avergonzado

Enrique Galván Ochoa
Julio Hernández López
Nosotros ya no somos los mismos

Trato público de excepción para todo el personal de salud // Venezuela y Cuba, de los países que mejor sobrellevan la pandemia

Desde el otro lado

Los límites de Facebook

Ortiz Tejeda
Arturo Balderas Rodríguez
Aprender a morir

Remedios y enfermedades

Reporte económico

Balanza de Pagos y Flujo de Capitales (1er trim)

Hernán González G.
David Márquez Ayala
México SA

¿Qué fue del seguro de desempleo?// ¿Dónde quedó el Pacto por México?

American curios

En el precipicio

Carlos Fernández-Vega
David Brooks
Balance de la jornada

Federativos asestan una serie de agravios durante la pandemia

El mundo, contra la discriminación
E

l asesinato del ciudadano afroestadunidense George Floyd, perpetrado el 25 de mayo por agentes policiales en Minneapolis, Minnesota, que ha generado protestas sin precedente en las calles de las principales ciudades estadunidenses, se convirtió este fin de semana en un motivo para movilizaciones contra el racismo en países de tres continentes.

Marlene Santos Alejo
El Correo Ilustrado

El racismo es excluyente e inhumano, opina

N

o puedo respirar, se quejaba George Floyd, cuando su cuello se ahogaba antes de desfallecer bajo la pierna de un brutal policía estadunidense. Millones de blancos y blancas, latinos y latinas, asiáticos y asiáticas, y por supuesto negros y negras han poblado las calles de las ciudades estadunidenses y de otros países para pintarse de negro, como cantando la canción de los Rolling Stones: “Quiero ver tu rostro pintado, pintado de negro, negro como la noche, negro como el carbón”. Porque el racismo es absurdo, claramente excluyente y violentamente antihumano. La creatividad está en las calles, y por ahora pintada de negro, negro multicolor.

Racismo y elecciones
L

a irrupción de la sociedad estadunidense en las calles tiró al olvido la pandemia. La frustración y el enojo son, por mucho, superiores al miedo y la cautela. El video del asesinato –porque eso fue– del ciudadano afroestadunidense George Floyd rompió todos los moldes de la protesta social. Enfatizo el video porque el gran catalizador del movimiento no fue el acto de barbarie policial, sino el hecho de haberlo capturado en video. Como refirió el famoso actor Will Smith: el racismo en Estados Unidos no está empeorando, sólo está siendo videograbado.

David Penchyna Grub
La explosividad de la pandemia
E

s verdad, no se ha repetido en muchos lugares, pero basta con la explosividad que se ha vivido en Estados Unidos (EU) para que podamos calificar a la pandemia como una causa, o a los efectos de esa causa (¿la cuarentena, la sensación de anormalidad que de todos modos se vive, el estrés ante la amenaza próxima de un severo contagio?) como factores decisivos de una irritación que está presente y que ha de encontrar alguna salida. En el caso de EU a los factores inevitablemente ligados a la pandemia se sumó la gran división social que siempre ha estado vinculada al racismo, con un hecho espeluznante que ha estado presente en la explosión social que se ha vivido: el espectáculo incalificable de un policía de Minneapolis asfixiando con la rodilla y con el peso de su cuerpo a un afroestadunidense que participaba en las protestas originales que habían ya sacado a las calles a miles de ciudadanos de esa nación, protestas por el encierro y por el malestar generalizado que vive ese país, a pesar de ser el más rico de la Tierra.

Covid-19, cruel realidad y nueva normalidad
E

l pasado 18 de mayo, José Francisco Cali Tzay, el relator especial de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, expresó su preocupación por el devastador impacto que la pandemia de Covid-19 está teniendo entre los pueblos indígenas, el cual, según su expresión, va más allá de la afectación a la salud. Según el funcionario internacional, los estados de emergencia están exacerbando la marginación de las comunidades indígenas; se están militarizando sus territorios; se está negando su derecho a la libertad de expresión y asociación; los intereses empresariales están invadiendo y destruyendo sus territorios, tierras y recursos naturales; se están suspendiendo abruptamente las consultas a que tienen derecho antes de realizar acciones que puedan afectarlos, lo mismo que las manifestaciones de impacto ambiental para forzar la ejecución de megaproyectos.

Víctor Flores Olea
Francisco López Bárcenas
La pandemia y otros problemas en el litoral mexicano
E

l coronavirus causa en el Caribe mexicano más daños que los huracanes. Esa región es el principal destino turístico del país y América Latina. Cuenta con más de 110 mil cuartos de hotel en Cancún y en la Riviera Maya, los 120 kilómetros que hay entre dicha ciudad y Tulum. Millones de viajeros procedentes de numerosos países llegan vía el aeropuerto de Cancún, el segundo más importante de México. También arriban a Quintana Roo decenas de miles de mexicanos que igualmente aprovechan la belleza del paisaje y la herencia cultural que existe en la península de Yucatán: Chichén Itzá, Tulum, Cobá, Uxmal, Calakmul, entre otros sitios ­emblemáticos.

Derecho a la salud y el Covid-19
L

a pandemia tan grave, tan temida, ha servido para revelar la crueldad, la falta de solidaridad elemental del sistema de libre mercado en materia de salud. Para las clases medias una enfermedad significa perder los ahorros de la familia y comprometer el patrimonio, porque la medicina privada, tanto muchos hospitales como las medicinas de patente, están al alcance de pocos. Y si a las clases medias la enfermedad las empobrece, a los más pobres los deja en la miseria.

Iván Restrepo
Bernardo Bátiz V.
La rodilla
H

ay violencia abierta, visible, palpable. Hay violencia que se ejerce de muchas maneras, soterradamente. Las formas y los niveles de violencia conforman todo un inmenso catálogo histórico, social, humano, político. No es lo mismo presenciarla que saber de ella, sea por relatos o imágenes; el grado de impresión que provocan es distinto. No es lo mismo imaginar el objeto de la violencia que verlo. No es igual el resultado que el proceso de cómo se perpetró el acto violento, saber cómo es que eso ocurrió.

En la ciudad interrumpida
C

ada día amanece como a la mañana siguiente de algo tupido, no queda claro si una catástrofe, una catarsis colectiva, una particular alteración del clima, un sueño inquieto. Sin necesariamente habernos emborrachado anoche, nos internamos con tremenda cruda en los días calurosos. A la sombra la primavera no se siente, será por el poco tráfico, porque no tenemos prisa o tenemos la ropa floja. Grupos reducidos de personas deambulan, rondan, desconfían, aguardan, pasean al perro (actividad esencial contemporánea). Se avistan chiquitos empujados en carriola, pero no niños de los que caminan, porque como en toda resaca, la infancia permanece guardada y descuidada. A los chavitos les gusta que los descuiden a ratos, pero no todo el tiempo. ¿Cómo saber qué pasa con niños y niñas si los patios de las primarias y los kínder están desiertos y en sus jardines domina la maleza? Y los bachilleratos públicos, todos pintarrajeados, algunos vandalizados. En resumen, la escuela está muerta.

León Bendesky
Hermann Bellinghausen