Opinión
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¿Qué fue del seguro de desempleo?// ¿Dónde quedó el Pacto por México?

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ircula en redes sociales una versión, aparentemente de algunos héroes intelectuales de la derecha, que destaca la paradoja: son ellos, neoliberales a más no poder, quienes pugnan por un seguro de de-sempleo –tipo Estados Unidos, es de suponer– para que los trabajadores puedan enfrentar los terribles efectos económicos de la pandemia, y no el gobierno en funciones –protector de los pobres–, que sólo ofrece como alternativa a todo aquel que perdió su plaza laboral que recurra a su respectiva Afore para darle un pellizco y así contar con cierta liquidez.

Resulta encomiable la desinteresada bonhomía de esos héroes, aunque su propuesta hace recordar el denominado Pacto por México (2 de diciembre de 2012, apenas 24 horas después de que Enrique Peña Nieto tomara posesión del cargo), pues en su compromiso número 4 establecía la creación de un seguro de desempleo que cubra a los trabajadores del sector formal asalariado cuando pierdan su empleo para evitar un detrimento en el nivel de vida de sus familias y les permita buscar mejores opciones para tener un crecimiento profesional y patrimonial (por cierto, muchos de los abajo firmantes hoy están prófugos de la justicia, en la cárcel, con amparo en el bolsillo o bajo el paraguas protector del fuero legislativo).

Pero, detalles judiciales aparte, ¿qué fue de ese compromiso número 4, entonces apoyado y aplaudido, y hoy desinteresadamente reivindicado como novedad por los héroes intelectuales de la derecha? Según la crónica de aquel 2 de diciembre de 2012, Peña Nieto convocó a todas las fuerzas políticas, organizaciones civiles, líderes empresariales y sindicales, investigadores, medios de comunicación, así como a la sociedad en general, a sumarse para que éste sea un pacto de todo México.

Y fue la cúpula empresarial la primera en ponerle peros al asunto del seguro de desempleo, darle vueltas al patriótico compromiso de los abajo firmantes y cabildear por todas partes, especialmente con la pandilla del Legislativo, para que el numerito no se concretara, cuando menos no a costillas de la patronal. Entonces, ¿en qué quedó?

El 18 de marzo de 2014, 16 meses después de firmado el Pacto por México, con todo y su compromiso número 4, la Cámara de Diputados (voto mayoritario de PAN, PRD, PT y Movimiento Ciudadano) aprobó reformas, entre otras, a las leyes del Seguro Social y del Sistema de Ahorro para el Retiro, con la intención –según dijeron– de reducir la desigualdad, disminuir la pobreza y reivindicar la justicia social, por medio de lo que denominaron seguro de desempleo, al que sólo podrían acceder los afiliados al IMSS.

Como parte de las modificaciones legales, el trabajador (del sector formal de la economía, obvio, en un país en el que sólo 4 de cada 10 de ellos tienen cupo en él) debería contar con una subcuenta mixta que formará parte de su cuenta individual de ahorro) y enfrentar una interminable cadena burocrática (requisitos por doquier) para acceder, si era posible, al supuesto seguro de desempleo, el mismo que a fin de cuentas pagaría… el propio trabajador desempleado, por medio de su respectiva Afore.

La ley respectiva establece: al realizar un retiro parcial por desempleo, el IMSS efectuará un descuento de semanas cotizadas que será proporcional al monto de los recursos retirados de la subcuenta de Retiro, Cesantía en edad avanzada y Vejez. Las Afore deberán asegurarse de que el trabajador conozca las implicaciones de realizar este tipo retiro y manifieste que está consciente de ellas en el anexo de la solicitud. En castellano simple, el desempleado paga su seguro de desempleo. Y los héroes intelectuales de la derecha aplaudieron a rabiar.

Las rebanadas del pastel

Entonces, ¿dónde quedó aquello de evitar un detrimento en el nivel de vida de las familias y buscar mejores opciones para tener un crecimiento profesional y patrimonial? En el bote de la basura, pero ahora los héroes aseguran que sus novedosas propuestas son las buenas.