Ciudad de México. Los gobiernos deben mejorar el acceso al aprendizaje permanente para garantizar que su población tenga habilidades que permitan prosperar en los mercados laborales, destacó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El informe Perspectivas de la OCDE sobre competencias de 2025 destaca que el contexto socioeconómico sigue siendo un factor determinante al explicar las diferencias en esa materia, lo que muestra la necesidad de mejorar las oportunidades de formación y aprovechar el potencial humano aún sin explotar.
El desarrollo de competencias y las oportunidades profesionales están influenciados por factores ajenos al control de las personas, como la educación y la ocupación de los progenitores, el género, el origen inmigrante y el lugar donde se crece, de acuerdo con el informe.
“Los adultos que tienen al menos un progenitor con estudios superiores obtienen mejores resultados en competencias de lectura, escritura y aritmética que aquellos cuyos progenitores no tienen estudios superiores”, menciona el documento.
Las diferencias a la hora de acceder a las oportunidades de aprendizaje explican aproximadamente la mitad de las diferencias socioeconómicas en las competencias entre los adultos.
Las diferencias de origen socioeconómico también influyen en los resultados del mercado laboral. Los adultos cuyos progenitores completaron estudios superiores ganan en promedio 11 por ciento más por hora que sus homólogos procedentes de familias menos favorecidas.
"Nuestro análisis muestra que las diferencias en los resultados del mercado laboral se explican en gran medida por las brechas en materia de educación, competencias y aprendizaje permanente, lo que pone de manifiesto que las políticas de competencias son fundamentales para fomentar la igualdad de oportunidades", afirmó el Secretario General de la OCDE, Mathias Cormann.
"Para mejorar la igualdad de oportunidades y aprovechar todo el potencial humano de nuestras sociedades, los países deben reforzar la educación infantil y proporcionar apoyo escolar específico, así como facilitar el acceso a la formación para adultos, que debe ser asequible y acorde con las necesidades del mercado laboral".
Las disparidades entre hombres y mujeres varían según las competencias.
En promedio, las mujeres superan a los hombres en habilidades de lectura y escritura, pero los hombres superan a las mujeres en aritmética y resolución adaptativa de problemas.
La brecha de género en aritmética es mayor entre los adultos más cualificados, lo que refleja un "techo de cristal" para las mujeres en ámbitos que demandan grandes capacidades aritméticas.
Las oportunidades de formación para adultos también se distribuyen de manera desigual y, a menudo, refuerzan las brechas iniciales en materia de competencias.
En promedio, dos de cada cinco adultos participan en programas de formación no reglada. No obstante, esta cifra se desglosa del siguiente modo: tres de cada cinco adultos han cursado estudios superiores y solo uno de cada cinco no ha completado la educación secundaria postobligatoria.