Guadalajara, Jal. El caso Gisele Pellicot o el caso Jeffrey Epstein como muestras del paradigma misógino y de explotación femenina fueron ampliamente abordados por la antropóloga feminista Rita Segato (Buenos Aires, 1951) en su visita a la FIL Guadalajara, pero al ser cuestionada sobre el caso Javier Milei, el hipermacho de la motosierra, sus ojos centellean y su voz estalla: “Es una vergüenza nacional”.
“Es parte del intento de frenar los avances del movimiento de las mujeres, de las reivindicaciones para las mujeres. Milei, (Donald) Trump y (Jair) Bolsonaro y las derechas, son los frentes políticos que defienden el proyecto de la acumulación, convergen en intentar frenar el avance de las reivindicaciones, una reacción desasosegada del frente pro acumulación contra las mujeres, una muestra de que estamos bajo amenaza”, dice.
Considera que no sólo se trata de Milei y otros presidentes con sus mismas características, sino de “todos los dueños de la vida y la muerte, de los dueños del mundo”.
“En los 60, 70, hablábamos de desigualdad. Hoy tenemos que hablar de adueñamiento, de dueños, de dueñedad. Porque no es que existe la acumulación y concentración de la riqueza, sino que la velocidad de la concentración es una cosa pavorosa, asustadora. La velocidad con que la riqueza se está concentrando en pocas manos. Y esos son dueños, muy pocos dueños, que tienen extraordinarias asesorías, y muchas”.
Explica que esos personajes, a quienes les dicen y ellos mismos observan que existen las reivindicaciones de las mujeres, que ahora ellas plantan conciencia y soberanía sobre su propio cuerpo, sienten que son una “amenaza el edificio de todos los poderes, eso es lo que ellos nos están diciendo, con su desasosiego”.
Un día antes, la reconocida académica, participó en un conversatorio dentro del programa de fomento a la lectura Alas para Volar, de la Universidad de Guadalajara y en el marco de FIL Pensamiento, en el cual dijo sobre el caso de Gisele Pellicot, en Francia, cuyo esposo la drogaba para prostituirla sin su consentimiento, además de grabarla y subir los videos a internet, que además de ser un crimen, una simple transacción económica y una desviación sexual, respondía a actos políticos que utilizan al cuerpo de las mujeres para obedecer el mandato de masculinidad.
Dijo que este patrón se repite en el caso de Jeffrey Epstein, quien tenía una red internacional de trata de mujeres, la mayoría menores de edad captadas de maneras engañosas para ser prostituídas por cientos de hombres con alto poder adquisitivo, muchos de ellos con cargos públicos de renombre como el presidente Donald Trump y el príncipe Andrés de Inglaterra.
“El caso Pellicot no es porque vende a la mujer, es porque el lazo con los otros hombres es más importante. Él usa a su mujer de víctima sacrificial para construir su lazo, su vínculo, su alianza corporativa con los otros hombres, con la masculinidad”, dijo.
Tanto en su encuentro con la prensa como en el conversatorio, Segato se refirió también al tema de Gaza e Israel.
“Lo que pasa con Gaza es que muestra al mundo que no hay más derecho. Es un crimen expresivo, también se toman las tierras, se extermina a la gente, pero también es un espectáculo así mostrado al mundo. No hay casi forma de no verlo y no está regido por ninguna ley, sino por el poder de muerte, de tomar ese territorio-historia, no hay más ficción jurídica a partir de Gaza”, explicó.
Segato argumentó que la humanidad perdió la "ficción jurídica", frase que explicó como un pacto de fe en la ley que, aunque siempre fue imperfecto, solía regir la convivencia global. Esa ficción no está ya ni en el conflicto en Gaza ni en las nuevas guerras del mundo, pero sí ha revelado una realidad donde la única regla vigente es la capacidad de matar.
Afirmó que el mundo entró en una nueva era a la que denominó D.G. (después de Gaza), en una similitud con el “después de Cristo (D.C.)”, momento acordado en la historia como el inicio de la era cristiana.
“Es una nueva crucifixión como la de hace 2025 años. Entonces lo llamo año uno D.G., como un día hace 2025 años hubo un año uno D.C., sólo que lo esotérico es que está en el mismo lugar. Está sucediendo en el mismo lugar que aquel año uno D.C., un poco curioso eso”, dijo.
